
Libros ayer y hoy
Guerrero se ha convertido en un polvorín político. No sólo es el asunto de las turistas violadas hace unos días. Se trata de la acelerada descomposición que se registra en toda la entidad. Y a querer o no, las soluciones tendrán que ser políticas. Y rápidas.
En el caso de la alcaldía de Acapulco, Luis Walton, hasta hace poco muy valiente para cuestionar a las administraciones pasadas, recibe un señalamiento que deja al puerto como la segunda ciudad más violenta del mundo, lo que marca, definitivamente, el tamaño de su gestión y y de su enorme falta de capacidad.
Acapulco ha venido padeciendo un crecimiento sostenido de la violencia. De tiempo atrás. Pero a ello ahora se suma el cinismo y la falta de capacidad del señor Walton, quien considera que una violación masiva es “algo que sucede en todo el mundo”.
De esta manera, lo que salta a la vista es el hecho incuestionable, de que para los perredistas los cargos de poder no son más que parte de un botín, en el que los ciudadanos no pasan de ser parte del juego de presiones.
Pero el problema es general en el estado.
En diversas partes de la entidad se ha dado vida a cuerpos de seguridad que en términos muy llanos, se encuentran fuera de la legalidad. Responden, por supuesto, al clima de violencia que se registra en Guerrero.
Y con ello, lo que resulta obvio es que los gobiernos del PRD en el estado, han sido abiertamente incapaces para hacerle frente a la problemática que ha llevado a varias poblaciones, a tomar medidas para intentar alcanzar la seguridad que el estado no les puede brindar.
Ángel Aguirre, el gobernador, fue priista hasta el momento en que el PRI decidió que su candidato al gobierno sería Manuel Añorve. Entonces decidió buscar refugio en las siglas del PRD. Y el partido del sol azteca, siempre dispuesto a recibir los despojos de otros partidos, convirtió a Aguirre no sólo en su abanderado, sino en el “mejor hombre” para Guerrero.
Ahora, con la tensión política a punto de desbordar todos los niveles, el gobernador y el alcalde de Acapulco, voltean y claman ayuda a la federación, sin importar todos los calificativos que hasta no hace mucho, lanzaron en contra de los priistas para descalificarlos.
Pero no se requiere de mucho para entender que al pedir ayuda, especialmente en Acapulco, lo que se hace realmente es aceptar que no se tiene la capacidad para resolver el problema que se enfrenta.
El problema no obstante, no para ahí. Lejos de reconocer las fallas y aceptar los errores, los perredistas han decidido no sólo aceptar las culpas, sino que han determinado defenderse con un ataque.
Y han revivido el tema de Atenco. De esta manera, cuestionan las razones que llevan a las quejas por las violaciones a unas turistas españolas, cuando no se sancionó a nadie por las violadas de Atenco. Y la defensa deja ver, sin problema alguno, no únicamente la pequeñez de los argumentos, sino la falta de claridad en el problema que vive Guerrero.
Y las razones para esta actitud son obvias. Los perredistas saben que un problema político en Guerrero, con un gobernador debilitado y con el puerto de Acapulco en tensión creciente, puede ser un problema muy serio para las estrategias electorales de este año. Especialmente en lo que a los apoyos financieros se refiere.
QMX/nda