Libros de ayer y hoy
Han calculado bien esperar para presentar el aumento del IVA en el período de sesiones del Congreso que inicia el 1 de septiembre, con el primer informe de gobierno del presidente Peña Nieto, porque hacerlo hoy perjudicaría al PRI en las 14 elecciones estatales del 7 de julio.
Se había dicho que también la iniciativa de la reforma energética vería la luz entonces; pero el secretario de Hacienda Luis Videgaray anunció que el Congreso la discutirá en el período de sesiones que inicia el 1 de febrero.
Al parecer ya hay acuerdo PRI-PAN para aprobarla, pues no exige reformas constitucionales y podría salir con los votos de esas fracciones, sin contar con el PRD, que sigue manejando el dogma de que si interviene la iniciativa privada en Pemex, esta paraestatal se privatizaría.
Silvano Aureoles, líder de los diputados del PRD, advirtió que presentar tal iniciativa en este período, violentaría el Pacto por México, porque no está agendada para entonces. Lo que es simple pretexto, pues el fondo está en el dogmatismo izquierdista de que se privatizaría Pemex.
Videgaray enfatizó que ni el presidente Peña Nieto ni nadie propugna tal privatización. Eso es totalmente falso, pero viste de patrioteros ante las galerías a los partidos que lo sostienen, aunque perjudiquen al país.
Y no abandonan esa postura porque es la del Peje y si la blandiera éste sólo, les robaría más miembros y adeptos para Morena, que es lo que más temen los perredistas y de lo que López Obrador pide su limosna.
Falta poco para ver si llega la propuesta al Congreso, según dijo Videgaray, quien no acostumbra hablar sólo por hablar.
Andrés Manuel anunció que si se trataba de privatizar el petróleo o de aumentar el IVA, interrumpiría la gira nacional que realiza para ganar adeptos para Morena, para defender esos puntos, con los que sorprende a muchos incautos, mal informados o fanatizados y gana votos.
También es una postura para echar agua a su molino y buscar negociar que le aseguren el registro de su partido, si es que no lo tiene ya negociado.
En eso se pintan solos los izquierdistas.
En 1988 Cuauhtémoc Cárdenas se desgañitó y gritó que el PRI le había robado la elección presidencial, que en Gobernación, Manuel Bartlett (hoy súbdito del Peje) manipuló el resultado y se le cayó el sistema electrónico de cómputo, para consumar su maniobra en favor de Salinas de Gortari.
Pese a todo, la noche del jueves siguiente al domingo de la elección, el hijo del Tata negoció con Salinas: reconocerle el triunfo a cambio del registro del PRD; durante una cena en la casa de Manuel Aguilera Gómez, a la que asistió también Manuel Camacho Solís, entonces brother Salinas de Gortari.
Cárdenas puso por condición que se guardara el secreto, y Porfirio Muñoz Ledo, entonces jefe nacional del PRD, lo rompió cuando se distanció del michoacano.
¿Quién puede afirmar que esto no puede repetirse, entre un PRI, ducho en negociar, y un Peje, hambriento de un partido, que le reditúe dinero por el subsidio y las cuotas de candidatos y luego diputados y alcaldes, además de servirle de trampolín para su tercera aventura presidencial en 2018?
Sea lo que fuere, lo seguro es que la intervención del sector privado en Pemex, indispensable para explorar, perforar y extraer crudo de grandes profundidades, no es privatizar. Ya basta de cuentos.
QMX/sfl