Libros de ayer y hoy
La Suprema Corte ordenó la inmediata puesta en libertad de la francesa Florence Cassez y con ello se corrigió apenas, parte de un problema que, para México, es muy serio: la correcta aplicación de la justicia.
La francesa, a la que nadie puede con seguridad señalar como inocente, fue víctima del juego perverso de Genaro García Luna y su equipo con el que se pretendió alcanzar la fama y el poder absoluto.
En síntesis, la señora Cassez fue víctima de una estrategia política de un grupo que quería consolidarse a base de “imágenes”, medias verdades y grandes mentiras. El que sus derechos hubieran sido violentados no fue más que parte de esa estrategia. El que fuera utilizada como parte del montaje que pretendió engañar a los mexicanos para crear un “héroe” de la justicia, se realizó con todos los agravantes.
Ahora, la Corte ha determinado que fueron tantas las violaciones en lo que se conoce como el “debido proceso”, que se determinó su libertad inmediata.
Y la situación no fue sencilla. Los ministros enfrentaron un duro reto. La idea de llevar el caso a un nuevo juicio, retirando valor a las pruebas más importantes, podría haber llevado a un conflicto jurídico en el que aquellos de que nadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito, entraría en jugo y hubiera provocado resultados nada positivos.
Así, se llegó a la necesidad de hacer justicia y soltar a una víctima de la perversidad de las autoridades del sexenio pasado encabezadas por García Luna.
Y la noticia corrió como reguero de pólvora. Francia inmediatamente celebró la decisión de la Suprema Corte, en lo que será el inicio de un juicio velado a la justicia mexicana. Y aquí es donde arranca el nuevo problema para México.
La Corte ha marcado con toda claridad que se cometieron todo tipo de irregularidades en este caso. Y que se actuó con premeditación y evidente mala fe. Y no se requiere de mucho para entender que ese juicio es, al mismo tiempo, una condena para quienes llevaron a la práctica estas ilegalidades.
Así, ahora queda pendiente el verdadero paso en favor de la justicia. Liberar a una persona condenada en base a irregularidades de todo tipo, no es más que el golpe de imagen, el golpe de justicia tiene que ser el sancionar a los responsables.
México hizo el ridículo en materia de justicia gracias a García Luna y su equipo. México quedó atrapado en un conflicto diplomático muy serio con Francia y aunque no se diga, gracias a ello, a una innecesaria tensión con la Unión Europea.
Y todo por afanes políticos personales.
Así, si en verdad se piensa hacer justicia, lo que sigue es la aclaración de la forma, razones y objetivos por los lo que las ilegalidades se cometieron. Y más importante, debido a qué García Luna contó con todo el respaldo del entonces presidente Felipe Calderón.
El problema tiene nombres y apellidos. Y están a la vista de todos.
La señora Cassez ha sido puesta en libertad y pronto, con toda seguridad, concederá entrevistas a todo el que se la solicite. Posiblemente escribirá un libro y por supuesto, aparecerá en televisión, cuando no venderá derechos para la realización de una película con su tragedia como eje.
Y ante ello, ¿qué es lo que haremos en México? ¿Guardar silencio y dar rienda suelta a la impunidad que se dijo, se combatiría a fondo?
Los culpables están a la vista. Y el fallo de la Corte marca una condena. Pero ¿se aplicará realmente la ley?
QMX/nda