
La IA acelera la creación de medicamentos: ¿el futuro de la medicina?
Uno de los mejores anuncios del nuevo gobierno que encabeza el presidente Enrique Peña Nieto, es el regreso de los miembros del Ejército y la Marina a sus actividades tradicionales, pues la equivocación del gobierno anterior los colocó en el mayor desgaste e incapacidad al que se les haya sometido en la historia de México.
Es propio del retraso y el subdesarrollo nacional la presencia de los soldados en actividades de vigilancia preventiva, ya que se les empuja irremediablemente a la frustración, el fracaso y, de acuerdo a la experiencia, a la corrupción.
Es de tal magnitud la confusión, que casi todos los generales y oficiales en retiro en la actualidad han creado empresas de “seguridad”, no obstante que la estrategia, táctica y operación seguidos durante el calderonismo, demostró el fracaso y equivocación de la llamada guerra contra el crimen organizado y el narcotráfico.
Por eso, la revisión y rectificación de políticas e instituciones de combate al delito y seguridad resultó inaplazable, a riesgo de quedar atrapado en la inercia y el burocratismo.
Las fuerzas armadas regresarán paulatinamente a los cuarteles, informó el secretario de Marina, almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, a los integrantes de la Comisión de Marina de la LXII Legislatura.
Uno de los participantes o convidado al encuentro realizado con carácter privado, el legislador del Movimiento Ciudadano, José Soto Martínez, aseguró que el almirante les explicó que poco a poco las fuerzas armadas regresarán a sus cuarteles y, les confirmó que habrá cambios en la estrategia de seguridad del presidente Enrique Peña Nieto.
“Va a haber muchos cambios”, adelantó el legislador. Sin embargo, el titular de la Marina-Armada de México, no precisó el plazo para estos movimientos.
Ante ello, el diputado expresó su apoyo al regreso paulatino de las fuerzas armadas a los cuarteles, pues, aseguró, “no estaríamos de acuerdo en que los retiraran de inmediato, porque la inseguridad está terrible”.
Existen en el país aún zonas donde la ciudadanía sufre extorsiones, secuestros y otros múltiples delitos, por lo tanto, se pronunció por que el retiro se realice “hasta que haya policías que puedan con el problema”.
Desde la etapa de transición, uno de los dilemas graves de gobernabilidad y de decisión política fue cómo rehacer toda la estrategia de seguridad sin fracturar o romper aún mas la debilidad gubernamental.
Al inicio de su administración el 4 de diciembre pasado, el presidente de la República aseguró que, en tanto se aplica una nueva política de Estado que permita su gradual regreso a los cuarteles, las Fuerzas Armadas seguirán “su labor de seguridad para los mexicanos”. Bajo su mando, afirmó, las Fuerzas Armadas seguirán siendo factor de estabilidad y de confianza social.
En tanto que, durante el mandato calderonista, las fuerzas armadas asumieron el costo en la búsqueda de seguridad que algunos psicólogos ubican en la personaidad del ex mandatario. Ello empujó al Ejército y a la Marina, divididos, en la fallida estrategia para combatir al narcotráfico, bajo el riesgo permanente de la violación sistemática de los derechos humanos.
La estrategia peñista está en marcha, avanza sin estridencias, alejando a soldados y marinos del peligro al que se les sometió, mientras el país disfruta el imperio de la paz, el único Estado en el que se da el progreso y la felicidad.
QMX/am