México se la juega en 2025
La visita del presidente Enrique Peña al Senado ha causado revuelo y elogiosos comentarios. Parece que el diálogo político ha llegado para quedarse. Las fuerzas más importantes se muestran dispuestas a debatir y a lograr acuerdos.
Pero, ¿en realidad la visita presidencial a la sede del Senado es una muestra de todo lo anterior.
Para Emilio Gamboa, esta visita es una oportunidad política sinigual. Quiere vender la imagen de un “gran operador político”, que logró “llevar al Senado” al mismísimo presidente de la República.
En otras palabras, el senador Gamboa busca aparecer como el político que ha logrado en apenas unas semanas, tener en su sede, al titular de Gobernación, Miguel Osorio Chong 8en dos ocasiones), y ahora a Enrique Peña Nieto.
Y por supuesto, las imágenes no dejan ver otra cosa.
Sin embargo, como en todos los casos, hay una versión diferente.
En el gobierno federal se entendió que en el Senado de la República las cosas no caminan como se esperaba.
Una a una, las iniciativas que han transitado por la Cámara Alta en lo que va de la actual Legislatura, se han entrampado. Y al ser aprobadas, quedan de tal manera modificadas, que tienen que ser “recompuestas” antes de ser puestas en vigor.
Sucedió con la Ley Laboral. Sucedió con la reforma Administrativa. Y sucedió con la ley de Transparencia y ello hace temer que en los casos de las reformas Fiscal y Energética las cosas podrían ponerse más complicadas.
Así, las visitas de Osorio Chong y ahora de Peña Nieto al Senado, quedan lejos de ser algo simbólico. Se trataría de una medida de emergencia para buscar soluciones al problema de tránsito legislativo.
Pero entonces, ello nos llevaría a un posible nuevo problema.
Primero, y el punto más sencillo de todo, se tendría que pensar en qué es lo que piensan los diputados. Lo mismo priístas que de oposición.
Los priístas lograron una serie de acuerdos claros e innegables. Trabajaron y lograron sacar adelante todos los proyectos recibidos. Y se dieron el lujo de remendar las fallas del Senado. Y el PRI no tiene la mayoría. Se construyeron los acuerdos y se avanzó con eficacia. Ahora, los priístas ven como el Presidente visita a los que no pueden con la tarea. Y los dirigentes de la oposición saben desde ya, que pueden obtener muchas cosas a cambio de no alcanzar acuerdos. El mensaje es serio.
Después, queda el caso específico del PAN.
Gustavo Madero, como líder del PAN, aceptó el Pacto por México. Y le dio al gobierno de Peña un apoyo importante. No falto de interés por supuesto, pero importante. Del otro lado, Ernesto Cordero encabezó una rebelión panista, como parte de su lucha por alcanzar el control de Acción Nacional a finales de año, y se dedicó a torpedear los proyectos presidenciales. Y logró lo que Gamboa no pudo hacer: acuerdos con los otros partidos.
Ahora, Enrique Peña con su visita, hacer ver a los panistas que Cordero presiona más que Madero. Y que puede lograr mejores cosas que el actual líder del PAN. Y ello, claro está, debe molestar al señor Madero, quien tendrá que haber entendido que todo lo que necesita hacer para mejorar su posición, es entorpecer todo lo que pueda, la labor del gobierno.
Y quizá por ello, sin más, se anunció ya la posibilidad de alianzas PAN-PRD en la mayor parte de las elecciones a realizarse este año.
La visita de Enrique Peña al Senado quiere ser presentada por Emilio Gamboa como un enorme logro político. Pero a final de cuentas, podría resultar todo un problema más grande que el que se quiso enfrentar. Solo que ahora las facturas correrán a la cuenta del gobierno federal.
QMX/nda