
Teléfono rojo
El compromiso viene a ser una proyección vital hacia una actividad, a causa de alguna convicción o interés personal, intensidad variable; la cuestión tiene mil derivadas, millones de graduaciones, trillones de matices…
Puedes comprometerte como socio de un club de fútbol, asociación de Rotarios, Numismáticos, Senderistas, Cristianos Catecumenales, Ateos anónimos, independentistas de La Rioja, radioescuchas, Prostitutas de Montera, aceituneros altivos…
Lista interminable y variopinta, imposible, para mi, hablar de El Compromiso, si no le asigno determinados apellidos. Algunas pinceladas sobre el Compromiso Político, el Social, igualmente relevante, podría ir íntimamente conectado.
El aparato que maneja los asuntos públicos de un país, vamos a hablar de España en estos momentos, pero la cuestión es fácilmente extrapolable, está situado en una esfera denominada política, la cual debería moverse a través de reglas democráticas, para poder tomar decisiones en nombre de la generalidad, establecer vías de avance social, económico, educacional, cívico, corregir desviaciones…
El compromiso político es lanzar pensamientos, sentimientos, pretensiones, sueños…, por parte del ciudadano comprometido, a través de los canales establecidos por el sistema, hacia la gran Asamblea de la Nación, para contribuir a establecer rumbos y sendas en la marcha común, perfilando propuestas y alcanzando acuerdos contrastados, estudiados, asumidos.
En la España actual el compromiso político del ciudadano medio, no existe, los canales de conexión con los “profesionales de las decisiones” están rotos, los políticos al uso juegan, altos %, en los terrenos de la demagogia estridente, sin mayores profundidades, ni acercamientos reales a los teóricos protagonistas de la representación, así el panorama queda situado a nivel de Circo Romano, sin leones, solo 2 ejemplares de bronce, plantados a la entrada, donde se escenifica la farsa representativa…
La cruda realidad es que el compromiso político del español hoy, solo tiene un estrecho ámbito de actuación y un minúsculo tiempo para ser ejercido; papeletas con una lista de nombres precocinados, inmensa mayoría desconocidos, una urna para recibir las “preferencias”, pocos minutos para ejercer esta actividad y años esperando que los “triunfadores” de la contienda, convoquen otra función para elegir los nuevos protagonistas para el comando del Circo…
Bien es verdad que proliferan altavoces múltiples, señalando perversiones y apuntando flechas interesantes, pero todo se queda en clamor de fondo, apariencia de participación ciudadana, vía indirecta, pero sin resultados efectivos a la hora de las decisiones, música celestial, que diría el castizo…
Si no perteneces a un partido político, entidades por cierto absolutamente desprestigiadas para la ciudadanía, según todas las encuestas, tu compromiso político, desde tus propias convicciones personales sobre la Cosa Pública, son imposibles de ejecutar…, a no ser en una reunión de amigos, plato y mantel, o ante unas cervezas en el bar del barrio. Finalizadas las exposiciones, a casa, cabeza caliente, pies fríos…y frustración creciente, imparable.
Es el panorama, creo, que prevalece hoy en España.
Estamos literalmente atados al banco de remeros que impulsan la galera, sudando por hacer avanzar la nave, las palas motoras asomando por los costados del buque y en el puente de mando, arriba, inaccesibles hasta los próximos comicios, los “jefes” discuten los rumbos, entre mapas que mayormente no comprenden y oropeles que si palpan, y disfrutan, con algunos sustos periódicos…, en realidad solo los pendejos sufren las consecuencias de los “desvíos”…
¡¡El Compromiso político del ciudadano!!, ¿Cuál compromiso podemos forjar ante este triste panorama, solo ligerísimamente movible…?
Si tuviéramos posibilidad, mínima pretensión, de designar directamente a los que nos representan, podría ir apareciendo ese sentimiento de compromiso genuino, sin el cual todo gran proyecto común estará muerto y con el cual todo esfuerzo puede estar lleno de sentido…y, por que no, de éxito.
El navío podría encontrar rumbos, donde se juegan los más importantes avances y los repartos son posibles, justos, inteligentes…, niveles aceptables, mejorables siempre.
Mi compromiso es con este horizonte, por lo menos buscando sus coordenadas, jugando en mis círculos cercanos, no veo otros senderos. La calle ha sido tomada por profesionales del grito, mediocres líderes de pandereta, cumplen su “trabajo” orquestados desde alguna cúpulas, que tendrían que ser barridos por el grueso de la ciudadanía, valiosa, pensante, trabajadora, desarticulada, triste, cansada…
¡¡¡Compromiso Político!!!. Si, claro, pero el terreno de juego está cerrado…, solo pueden verse, de lejos, los marcadores.
QMX/cgr