El INE y la complicidad
Para el embajador Eduardo Tomás Medina-Mora Icaza pasar la aduana de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión es mero trámite protocolario en su tránsito rumbo a la embajada de México en Washington.
Habrá quienes consideren que este ascenso en la carrera de Medina-Mora tendrá inquietos a más de uno de sus ex compañeros en el equipo de Felipe Calderón, especialmente al ex secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna.
Pero el ingeniero García Luna debe atender primero a sus fantasmas y desechar un cobro de factura del expediente que sin duda le tiene abierto el nuevo embajador de México en Estados Unidos, cuya designación ha recibido el plácet del presidente Barack Obama, y el pleno de la Comisión Permanente avalará por unanimidad, como ocurrió la noche de este martes 8 de enero en la Segunda Comisión.
Y es que, como se ha visto, el ex director del Cisen y ex procurador General de la República no es hombre de rencores y, evidentemente, no hay ánimo entre senadores y diputados federales integrantes de la Comisión Permanente de rechazar su designación de parte del presidente Enrique Peña Nieto.
Vaya, los panistas han cerrado un capítulo y, por ejemplo, la senadora panista Gabriela Cuevas Barrón, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta, tras un rollo en torno de las relaciones México-Estados Unidos, se congratuló por “conocer el nombramiento que hiciera el Ejecutivo federal en la persona de Eduardo Medina Mora como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de México ante los Estados Unidos de América”.
Este miércoles, Medina-Mora rendirá protesta al cargo ante el pleno de la Permanente. Lo interesante del caso, es la forma en que se tejió –con la intervención directa del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong—la designación de quien prácticamente fue enviado por Calderón a un exilio entre algodones en una embajada sin complicaciones y parte del circuito VIP de las embajadas de México en Europa, la del Reino Unido.
¡Ah!, porque Medina-Mora le renunció a Felipe Calderón y éste no pudo enviarlo al limbo: habría generado un conflicto mayúsculo en la imagen del súper policía García Luna, amén de adelantar públicamente lo que Jesús Murillo Karam encontró cuando llegó a la PGR, que esta dependencia estaba desmantelada.
De los motivos por los que Medina-Mora le renunció a Calderón se ha dicho que fue porque éste le reclamó falta de solidaridad con su gobierno, al negarse a apoyar el michoacanazo y fabricar culpables de delitos de crimen organizado, de los que por cierto fue víctima el hoy senador jalisciense Arturo Zamora Jiménez, en su aspiración al gobierno de Jalisco.
Lo cierto es que el entonces procurador General de la República, es decir, Eduardo Tomás Medina-Mora Icaza había advertido de su renuncia, a un reducido grupo de diputados federales de la LX Legislatura, si se concretaba la reforma de la Ley Orgánica de la PGR, porque ello implicaría otorgar todo el poder a Genaro García Luna.
Hubo reforma y hubo renuncia. Incluso, cuando Medina-Mora presentó su renuncia, todo su equipo en la PGR puso las suyas sobre la mesa, pero les pidió calma e irse poco a poco, para no dejar sola la casa. El se fue a Londres, al exclusivo Circuito Revlon.
Pero no debe extrañar este retorno de Medina-Mora a las grandes ligas. Y no debiera extrañar que el presidente Obama le haya dado el beneplácito (plácet, le llaman en la diplomacia) porque sólo basta dar una repasada al expediente del nuevo embajador en Washington. La agenda de seguridad binacional es una prioridad, sin barroquismos. Conste.
QMX/msl