
Visión financiera
Un viento fresco, renovador, oxigenante circula por oficinas y la casa presidencial en Los Pinos. Pero también se siente en el emblemático Palacio Nacional, sede indiscutible del Poder Ejecutivo y que recupera su uso con el presidente Peña Nieto.
Para empezar, el presidente Peña Nieto decidió romper el infranqueable muro que construyó a los últimos 3 mandatarios el Estado Mayor Presidencial, con lo que su aislamiento se garantiza. Ese blindaje se habilita para secretarios de estado y funcionarios a quienes se atribuye papel “estratégico” más por su cercanía que por su responsabilidad.
A Peña Nieto –comentan sus cercanos– le disgustan los operativos en calles, hoteles y edificios que “toman” miembros del ejército, cuando el mandatario sale a la calle. Por eso ha producido una buena impresión el que utilice las oficinas de Palacio Nacional y hasta que haya caminado por la calle de la Suprema Corte de Justicia a sus oficinas.
Ya se dio cuenta y comprobó que los actos y hechos “humanos” fortalecen el símbolo y que sus actos son más definitivos que muchos discursos, mucha televisión y radio. Sabe que los secretarios de Estado tendrán que ocupar los vacíos mediáticos de los miembros de gabinetes anteriores que se escondieron, abyectos, detrás de la sobre-exposición presidencial.
Con un estilo diferente en el trato con los medios, Peña Nieto abrió las puertas del Palacio Nacional para recibir al boxeador Juan Manuel Márquez, quien le regaló los guantes con los que venció por nocaut al filipino Manny Pacquiao en el combate de la semana pasada en Las Vegas.
Rodeado por funcionarios, invitados y los reporteros de la “fuente” presidencial, Peña Nieto recibió los guantes autografiados y una chaqueta del equipo del boxeador: “También esta chamarra (chaqueta), que es parte del equipo, para que cuando vaya a correr el licenciado Enrique Peña Nieto en las mañanas sude un poquito, yo creo que hace falta el ejercicio también para todos y es con mucho cariño”, dijo Márquez. Antes, el Jefe del Ejecutivo encabezó un recorrido con reporteros, los “de a pie” que cotidianamente -desde la campaña, la mayoría de ellos- lo acompañan en sus actividades públicas. Los invitó y condujo por sus oficinas en Palacio Nacional. Reinauguró el estilo…
El presidente Peña a diferencia de sus dos antecesores ha vuelto a dar al histórico recinto un uso de trabajo, más allá de lo ceremonial o protocolario y por eso invitó a los periodistas a recorrer el despacho presidencial y algunos de las demás oficinas de trabajo del titular del Ejecutivo. Todo ello con respeto al protocolo, sin chabacanerías o populacherismos.
Apresuradamente organizados en dos grupos por el Estado Mayor Presidencial ante la espontánea invitación, los periodistas escucharon la exposición de Peña Nieto sobre el significado de cada salón, mobiliario, libros, retratos, placas y demás que configuran la decoración del despacho presidencial, el Salón de Acuerdos y el Salón Azul. En los doce años de administraciones del PAN en la Presidencia de la República, prácticamente estas oficinas fueron canceladas para el trabajo y tampoco se permitió conocer las destinadas para el Ejecutivo. Esta vez, precisamente en el Salón de Acuerdos faltaba la silla presidencial, porque el propio Enrique Peña explicó que en ese momento se utilizaba para, en un salón adyacente, disponer lo necesario para la realización de una reunión de seguridad que encabezaría momentos después.
Al Estado Mayor Presidencial le ha hecho saber el jefe del Ejecutivo su deseo de estar cerca de la gente y romper los rígidos actos cerrados que terminaron por ser aburridos, ineficaces e inútiles por los agresivos protocolos de “seguridad” implementados en administraciones pasadas.
Inclusive, hace unos días, en su primera gira como Titular del Ejecutivo, Peña Nieto, a bordo del TP01, el avión presidencial, se acercó a los reporteros para conocer sus inquietudes. Ahí le hicieron patente la necesidad de cercanía, de mantener contacto directo, “para transmitirlo mejor a la sociedad”, le dijeron. Más tarde, en el Salón de la Tesorería, un presidente visiblemente emocionado, lució la chaqueta y los guantes. “Se trataba de una visita, un encuentro, y sobre todo la oportunidad de felicitarte ampliamente por la gran alegría que les diste a todos los mexicanos con este importante triunfo que lograste en tu carrera profesional”, dijo Peña Nieto y, le dijo que es ejemplo de que cuando los mexicanos se trazan una meta son capaces de demostrar que sí se puede.
Bienvenido el viento refrescante en el comportamiento presidencial que obliga a quienes están ayudándolo a entender que nuevo gobierno, ante los fracasos anteriores, implica cambios de forma, para que lleguen los de fondo.
QMX/am