Abanico
Si el presidente constitucional desea éxitos en sus 13 decisiones ejecutivas, necesita de la reforma energética; si usa de los recursos económicos frescos que ésta la produzca a México, es urgente que inicie pasos formales para despetrolizar la economía y reactivar el mercado interno.
En este contexto deben evaluarse y esperarse resultados de la responsabilidad de Emilio Lozoya Austin como director de Pemex, cuyo trabajo puede equipararse a la astucia e inteligencia que Hércules necesito para limpiar los establos de Augías y trasladar el ganado de Gerión.
Al heredar algo de su padre, Emilio José Lozoya Thalmann, es un hombre de trato suave y decisiones firmes, es y se comportará como un funcionario público cuidadoso de las formas republicanas, ajenas al comportamiento con el que se conduce Carlos Romero Deschamps.
Con toda certeza, dados sus estudios y su formación familiar, sabe qué sí y qué no se puede en materia de petróleo, tiene conocimiento de lo urgente que es construir refinerías y sanear administrativamente la empresa, y cuáles son las áreas que necesitan abrirse a la inversión privada -nacional o extranjera- para que la riqueza producida favorezca a la sociedad.
Lo propuesto por EPN en su discurso inaugural, es la permanencia de ciertos programas del Estado de bienestar, que dadas las condiciones en que recibió a la nación y para evitar un estallido social, son necesarios.
De allí que resulte importante, para Lozoya Austin y los integrantes del gabinete económico, la amplia referencia de Tony Judt al respecto: “La cuestión más amplia, planteada de forma implícita por los críticos más motivados ideológicamente, es si tales Estados del bienestardeberían permanecer en su forma actual o si ya han dejado de ser útiles. ¿Es un sistema de protecciones y garantías <de la cuna a la tumba> más útil que una sociedad impulsada por el mercado, en la que el papel del Estado se mantiene al mínimo?
“La respuesta depende de lo que pensemos que significa útil: ¿qué tipo de sociedad queremos y qué clase de acuerdos estamos dispuestos a tolerar para instaurarla?… Es necesario replantear la cuestión de la utilidad; pero si nos limitamos a los aspectos de la eficiencia y la productividad económicas, ignorando las consideraciones éticas y toda referencia a unos objetivos sociales más amplios, seremos incapaces de hacerlo”.
La suerte, entonces, está echada. EPN es un presidente de la República cuya responsabilidad gubernamental implícitamente es compartida con los miembros del Poder Ejecutivo y los operadores políticos en el Legislativo, porque el Judicial -según sus integrantes- está por encima de las discusiones políticas y los compromisos con la sociedad.
El futuro de Pemex, de México y del proyecto del nuevo gobierno, depende de la reforma energética y del provecho que para la sociedad le saque Emilio Lozoya Austin.
Su padre, quien fue director general del ISSSTE, bien puede explicarle los beneficios del Estado de bienestar, y los perjuicios para la sociedad al perderlo.
QMX/gom