Las elecciones en Israel entran a su etapa final

07 de diciembre de 2012
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10:34

Las elecciones legislativas israelíes se llevarán a cabo el próximo 22 de enero de 2013, pero, ayer a las 22 horas, venció el plazo para la presentación de las listas de candidatos.

El sistema electoral israelí para la única cámara de diputados, es de repartición proporcional.

El parlamento israelí la Kneset – es el nombre que deriva de la “Gran Asamblea”- que se reunió en Jerusalén después del retorno de los judíos a la Tierra de Israel del exilio de Babilonia en el siglo V,  (A. E. C.).  El número de miembros del Kneset se determinó sobre la base del número de integrantes de aquella asamblea y que fue de 120, simbolizando la presencia de 10 representantes por cada una de las doce tribus, originarias en los hijos del patriarca Jacob.

El presidente de Israel, cuyo cargo es protocolar y simbólico, invita, por lo general al jefe del partido que obtuvo la mayor cantidad de diputados o que cree que podrá formar gobierno, a intentarlo.  Si éste logra una mayoría en su coalición, es nombrado finalmente primer ministro. El primer ministro será quien forme el gabinete que le permita ejercer el poder.

El sistema provoca la multiplicidad de partidos, que en la historia del Estado de Israel, siempre obligó la formación de coaliciones, alianzas y pactos entre grupos que no necesariamente comparten entre ellos, sus principios ni ideología.

Ayer se inscribieron 34 listas, después de una maratón de bifurcaciones, divisiones, defecciones, traslados de última hora, reunificaciones, desilusiones, baldazos de agua fría, y acusaciones, entre los líderes de los partidos y sus integrantes. Fueron tantos los cambios de varios líderes de un partido a otro, que la mayor parte de la ciudadanía no puede distinguir entre las posiciones de las listas, ni imaginarse siquiera quienes   se unificarán para ingresar a la futura coalición gobernante o quedarán en la oposición.

Varios políticos, al ver la imposibilidad de ser relegidos a la Kneset decidieron tomarse un recreo de la política, como el actual ministro de Defensa, Ehud Barak, y quien fuera varias veces ministro Roni Bar-On, o la expresidenta de la Kneset Dalia Itzik. Algunos dinosaurios políticos que habían perdido en las internas de sus propios partidos ingresaron a  formar parte de una nueva lista liderada por Tzipi Livni, quien dejó su partido Kadima  para formar uno nuevo Hatnuá –nombre que sólo significa “el movimiento”, rodeada por dos ex presidentes del partido Laborista, Avodá. Ella también había perdido la contienda interna de su expartido.

Todos los intentos de  combinar los candidatos de varias listas de centro izquierda en una sola, que pudiera oponerse con éxito al Likud-Beiteinu  de Netaniahu actualmente en el poder, fracasaron estruendosamente.

Kadima, el partido creado por Ariel Sharon y que llevara a Ehud Olmert al cargo de primer ministro se vio abandonado por siete de sus actuales diputados que cambiaron de camiseta, al percibir que el grupo se había quedado, según las encuestas, sin posibilidades verdaderas de obtener el número de escaños que les hubiera permitido seguir siendo representantes del pueblo. Ehud Olmert jugó al suspenso cuando sus íntimos amenazaban con su regreso a la política a la cabeza de alguna de las listas, pero, al final, quizás aconsejado por sus estrategas al ver que no tendría mucho éxito, se retiro del ruedo al que no había ingresado. Su película finalizó antes de iniciar, pero ello no le impidió que aprovechara todo foro posible para denostar al actual gobierno.

Un nuevo partido,  Yesh Atid, es liderado por Iair Lapid, hijo de un periodista y político fallecido, y él mismo columnista en uno de los diarios de mayor circulación del país y comentarista televisivo. Con él ingresaron a la política con posibilidades de ganar bancas, varios periodistas, que aprovechan su popularidad en tiempos de medios de comunicación masiva. La lideresa de Avodá Shely Yehimowich, condujo por muchos años un programa político en la emisora radial más oída del país y gracias a ello y a  su fama ingresó a la política. Ello le permitió la reconstrucción de su alicaído partido convocando a otros colegas periodistas y a activistas sociales que se presentaron por primera vez durante las manifestaciones en contra del aumento de la vida hace poco más de un año.

 

El partido religioso sefardí Shas, ha devuelto a sus filas en el segundo lugar de su lista, al carismático Arie Deri después que se cumpliera su tiempo de inhabilitación por la condena recibida por el mal ejercicio de sus funciones cuando ocupó importantes cargos ministeriales en un pasado no muy lejano. Uno de sus diputados que renunciaron a Shas, formó un nuevo partido jugando con su propio apellido que es Amsalem. Su lista se llama Am Shalem, que significa, el pueblo unido, cuando la palabra shalem en hebreo se asocia a Shalom- paz. El partido nacional religioso, se unió al derechista Unión Nacional y puso al frente a un joven ejecutivo Naftali Benet, que ha conseguido brillar en las encuestas después que nadie creyera en ese grupo. A su derecha se ubican Mijael Ben Ari y Aryeh Eldad conocidos por sus provocaciones y su ultranacionalismo con un nuevo partido -Otzma Leisrael- que podría traducirse como Fuerza a Israel. Los partidos Lista Árabe Unida-Taal y Balad, compuestos por palestinos con ciudadanía israelí (que pretenden representar a un quinto de la población israelí), se inscribieron con pocos cambios en su constitución, lo mismo que los partidos ultra religiosos judíos que aparecen fragmentados, pero casi sin figuras nuevas. La lista de la izquierda israelí Meretz en la que también hay candidatos árabes, (como en partidos de centro), vuelve a tener a su cabeza a la veterana Zehava Galón y da muestras de recobrar parte de su popularidad perdida. Hadash, la única formación judeo-árabe, derivada del Partido Comunista,  presenta una lista de mayoría árabe israelí con candidatos judíos.

Artistas, escritores, fotógrafos, poetas, directores  de teatro y cine, y cantantes populares, permitieron que sus nombres adornen las listas de sus preferencias, en los lugares en los que no tienen ninguna posibilidad de ser elegidos, incluso en el lugar 120 que nadie obviamente querría ocupar.

Todas las encuestas dan mayoría relativa al partido del actual primer ministro, lo que hace que sea él quien tenga las mejores posibilidades de formar nuevamente el gobierno después de las elecciones.

Pero… en la realidad israelí nada está dicho hasta que el pueblo se pronuncie dentro de cinco semanas en las urnas. Muchos pronósticos resultaron equivocados y los ciudadanos israelíes son fácilmente influenciados por los medios, casi igual, que los de cualquier otra democracia, donde la manipulación y el acarreo hacen más milagros que la razón.

QMX/yb

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