PERSPECTIVAS: Peña Nieto en Washington

27 de noviembre de 2012
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9:39
Norberto de Aquino

Enrique Peña Nieto cierra hoy en Washington, la larga lista de viajes al exterior una vez que fue declarado vencedor en las elecciones de julio pasado, Y con la visita a la capital estadounidense se cumple con el pesado protocolo de ser sin tener poder.

Salvo la frustrada visita a Centroamérica de la que se querían mucho mejores resultados y que puso a la vista el penoso fracaso de la política exterior panista, los viajes de Peña Nieto podrían considerarse como exitosos.

Y no lo fueron tanto por lo espectacular de los resultados, que no los hubo, sino por el marco que se le dio a ciertos mensajes que el próximo presidente constitucional envió al país.

En América del Sur lanzó elogios al programa social chileno o a la política petrolera brasileña, lo mismo que al programa de combate al narcotráfico seguido en Colombia. Para todo mundo fue clara la intención de esos discursos y para todo mundo fue claro que sus palabras fueron bien recibidas en aquella parte del Continente.

Después, se viajó a Europa. Y se habló de inversiones, se reforzó el tema petrolero y se dejó abierta la puerta para muchas cosas más una vez que hubiera arrancado el nuevo gobierno.

Pero el verdadero mensaje de todo esto fue, sin lugar a dudas, que se había dejado a los Estados Unidos para los últimos días de una presidencia sin poder alguno. No obstante, una cosa fue la no visita y otra, muy diferente, la ausencia.

México, con su futuro gobierno como eje, dejó ver de manera oficial, que no tenía intención alguna de distorsionar en lo más mínimo, el proceso político electoral de los Estados Unidos. No quería reunirse con el presidente y con su retador, y no podía viajar y sólo reunirse con el mandatario.

Pero si el viaje se contuvo y se agendó para estos días, de manera extraoficial se mostró una clara simpatía por el gobierno de Barak Obama. Y se acepte o no, se cuidó de que ello se supiera en todo lo que es en Estados Unidos, el llamado voto latino. Y ello, por supuesto, fue entendido en la Casa Blanca.

Así, la visita a Washington es parte del viejo protocolo que contempla la visita a la Casa Blanca del presidente electo mexicano.

Los temas no serán la parte fundamental. La reunión no contempla tiempo suficiente como para en verdad desarrollar una agenda tan compleja como la que enfrentan México y los Estados Unidos.

Lo de hoy será un encuentro de poderes con miras a una relación diferente a la sostenida en los últimos años.

Los temas difíciles vendrán más adelante. NO se olvidan, sólo se cumplen los tiempos de arranque.

Para México habrá tiempo de tratar, vía las formas tradicionales, el tema de las armas, el dinero del narcotráfico y la violencia en nuestro país producto de las estrategias más planeadas y peor ejecutadas, en lo que Estados Unidos tiene mucho que ver.

Para Estados Unidos la parte central será entender que el cambio es real, pero que ello no quiere decir rompimiento.

Y una vez que los temas sean abiertos, entonces veremos qué tanto se prepararon los presidentes para esta relación que ha dejado de ser lo que fue, pero que se mantiene como primordial para ambos países.

QMX/nda

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