Un siglo por la paz
Al parecer, los perredistas aún no definen su actitud en la toma de posesión del presidente electo Peña Nieto, el 1 de diciembre.
Su coordinador en el Senado Miguel Barbosa jura y perjura que su fracción asistirá, pero el coordinador en San Lázaro, Silvano Aureoles no se compromete a lo mismo con sus diputados.
Jesús Zambrano, jefe nacional del PRD, dijo que la posición de sus legisladores se definiría el miércoles, y salió con que concurrirán al evento, pero sin descartar numeritos en San Lázaro y protestas en el DF y varias partes del país.
Iban a reunirse el CEN y los gobernadores perredistas para definir su postura; pero falló la junta a la hora buena.
Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno electo, anunció que irá a la toma de posesión y respaldará a Peña Nieto. El saliente, Marcelo Ebrard rechazó que la izquierda tome la tribuna, porque debe actuar como oposición inteligente y fijar su postura en el discurso.
Graco Ramírez, gobernador perredista de Guerrero, opina que para convencer a la sociedad, la izquierda debe dejar posturas radicales y expresarse como fuerza política apta para gobernar y ganar la Presidencia en 2018, no para tomar tribunas.
A exorcizar el fantasma de López Obrador, llamó Graco.
Empero, hay incertidumbre sobre el papel que asumirán los diputados perredistas, pues bajo cuerda se habla que algunos negocian con Beltrones portarse bien.
Sobre todo los cercanos a Bejarano: José Luis Muñoz Soria, Aleida Alavez, Alejandro Sánchez, secretario general del PRD, entre otros; ¿o dirán lo contrario?
Para nuestros legisladores no es raro negociar y menos para los de izquierda.
Fueron legendarios los cañonazos de los enviados del Prof. Hank González para mover a diputados cardenistas –en 1988 cuando estaban muy acelerados– de la LIV Legislatura a votar por declarar presidente electo a Salinas de Gortari.
Por otro lado, en la LI Legislatura, última de López Portillo, el líder cameral Luis Farías convenció a varios diputados, incluso priístas, compañeros suyos, a que apoyaran una reforma de tinte agropecuario, a que estaban renuentes.
A veces, a cambio de la fidelidad hay viajes de lujo, todo pagado y con toda la prole u otras canonjías.
Carlos Navarrete, como líder senatorial del PRD, negoció que Beltrones le cediera la presidencia del Senado un año, aunque su fracción no tuviera el número necesario de escaños, y no fue gratis, porque en adelante apoyó a la bancada tricolor.
Jesús Zambrano y Guadalupe Acosta Naranjo, jefe y ex jefe actual nacional del PRD, podrían informar a cambio de qué les alzaron la mano de triunfadores a dos ex gobernadores de Sonora y al actual de Nayarit, cuando se lanzaron como sus opositores sin ninguna posibilidad de derrotarlos.
¿Podrán negar que a cambio recibieron todos sus gastos de campaña (aportaciones del partido y sus simpatizantes, no de ellos) más una jugosa propina?
Por eso (cuando se menciona que diputados bejaranistas e izquierdistas negocian portarse bien el 1 de diciembre) lo menos que viene a la memoria es aquello de que cuando el río suena, agua lleva.
Mas no se crea que nuestros diputados entregan su amor eterno, que comprometen sus convicciones para siempre. ¡Que va!, se trata sólo de pago por evento.
QMX/sfl