A CONSIDERAR: Nueva estrategia de seguridad

12 de noviembre de 2012
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9:27
Manuel Espino

Cada vez con más insistencia se filtra información de que el presidente electo desaparecerá la Secretaría de Seguridad Pública Federal una vez que entre en funciones.

De confirmarse los datos que anticipadamente se difunden, esta transformación habrá de adaptar la arquitectura institucional del Estado mexicano para resolver lo que todos los mexicanos, excepto Felipe Calderón y sus corifeos, saben se trata de una estrategia fallida.

Se habla ya de dos nuevos espacios institucionales. El primero sería un “Zar de inteligencia” que concentraría todas las labores de inteligencia federal. El segundo, una gendarmería que sería integrada por elementos castrenses que actualmente desempeñan labores policiacas.

Muchos de estos supuestos cambios, y otros más que se rumoran en altas esferas del poder, ciertamente tienen un matiz positivo y recogen diversas propuestas hechas por expertos internacionales y nacionales, así como por organizaciones civiles que se preocuparon por mantener un espíritu propositivo a pesar que los calderonistas descalificaban a priori toda idea encaminada a disminuir la violencia.

Algunos ciudadanos, como el de la pluma, o movimientos como Volver a Empezar, incluso elaboramos foros, celebramos consultas nacionales y escribimos libros de propuestas, dispuestos a ayudar a un presidente cuya voluntaria sordera jamás le permitió corregir los yerros que enlutaron a México.

El componente político y social

Estos cambios -u otros, que seguramente los habrá- tendrán que aprender de tal ejemplo a no seguir dado por la agonizante administración federal. Junto a la innovación institucional habrá que conducir otra que tiene que ver no con estructuras organizacionales, sino con una decisión política.

Esa decisión es escuchar, incluir, concertar. El mayor y craso error del calderonato fue montarse en una torre de marfil desde la cual se pontificó con soberbia indiferente a lo que vivían los mexicanos.

El contraste entre el alto funcionario aislado en su camioneta blindada y el ciudadano agobiado a la intemperie de la violencia, jamás permitió que se tomaran decisiones sensibles ante el sufrir de la sociedad.

Ese será el primer y principal cambio que habrá de impulsarse para construir la paz. Será indispensable consultar a gobernadores y a alcaldes, a empresarios, a organizaciones cívicas, incluso a países hermanos, pues ello implica reconocer que la seguridad es un reto comunitario, que no podrá superar por sí mismo el gobierno federal y debe basarse en estrategias regionales e internacionales. Nadie puede ser ignorado, nadie puede ser dejado atrás, mucho menos por razones ideológicas o partidistas.

Solo con el concurso y la colaboración de todos quienes amamos a nuestra república podremos librar una lucha exitosa, que regrese la tranquilidad a las calles, las escuelas y los parques en los que juegan nuestros hijos.

Ante este desafío también será indispensable actuar con espíritu concertador. Ello requerirá de generosidad política, de humildad, de compartir el poder de decisión, pero seguramente tendrá la mejor de las recompensas: un México en paz.

*Ex presidente nacional del Partido Acción Nacional (PAN)

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QMX/me

 

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