Plataforma Laboral
Fue frase del profesor Enrique Olivares Santana la del aseo político, invocada para guardar las formas y proceder políticamente correcto; se trataba de no enturbiar el ambiente con declaraciones de botepronto.
Y tenía razón el profesor Olivares Santana, cuya larga carrera y profunda experiencia política se nutrió desde sus inicios como diputado local en Aguascalientes, entidad de la que fue gobernador, presidente de la entonces Gran Comisión del Senado, relevo de Jesús Reyes Heroles como secretario de Gobernación en la administración de José López Portillo y primer embajador de México ante el Estado Vaticano, cuando se reanudaron las relaciones diplomáticas con éste en 1992. Ya había sido embajador en Cuba.
“Ayúdeme a ser aseado; permítame tener primero el nombramiento y luego le hago declaraciones”, me dijo una tarde en que caminaba por Paseo de la Reforma junto con el ex secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Francisco Merino Rábago, y trascendía su nombramiento como embajador ante el Estado Vaticano.
Viene a colación la frase del profesor Olivares Ventura, fallecido el 18 de marzo de 2004, ante las condiciones que privan en el escenario político, donde se ha olvidado la praxis del aseo político. Las alianzas entre partidos se anuncian un día con festejo de por medio y, al siguiente, se rompen entre acusaciones de deslealtad y traición.
Por supuesto, dicho procedimiento no es nuevo, pero ofende al sentido común la declaracionitis que acompaña a, por ejemplo, la alianza entre legisladores y dirigentes nacionales del PAN y del PRD, para luego caer en el descrédito de la procedencia de ese tipo de acuerdos que llevaba el impacto mediático de convertirse en el acicate para el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Y ocurrió una de las primeras consecuencias de la ruptura de esa alianza, merced a la decisión de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados, de acompañar a sus contrapartes del PRI en la aprobación de los ajustes a la minuta de la reforma laboral, enviada por el Senado con enmiendas y adiciones, colegisladora a la que retornó el texto en la apuesta de ser aprobado y decretado por el aún presidente Calderón.
La primera consecuencia se resintió en ámbitos del Poder Judicial de la Federación, una vez que en dos rondas de votación para cada una de las dos ternas de aspirantes a suceder a Salvador Aguirre Anguiano y Guillermo Ortiz Mayagoitia en el cargo ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, simplemente no se pudo contar con la mayoría calificada para concretar el nombramiento.
El comentario fue la falta de consenso entre los senadores panistas y el cobro de la factura de sus contrapartes del PRD al presidente Felipe Calderón, quien habría operado para que los diputados panistas aprobaran los cambios a la minuta de la reforma laboral, con el fin de que en el Senado ocurra lo mismo, es decir, sumándose al PRI que lleva de la mano a los senadores del PVEM.
Digamos que la ausencia de aseo político en esa alianza PRD-PAN para integrar un bloque de oposición izquierda-derecha, cuyo objetivo sería hacer contrapeso legislativo al PRI, pero esencialmente evitar que prosperen las iniciativas que en su momento envíe el presidente Enrique Peña Nieto.
Pero igualmente la idea era enfrentar a Manlio Fabio Beltrones, cuya influencia y experiencia política no está en duda, como lo ha demostrado en la Cámara de Diputados durante la LIX y ahora la LXII legislaturas federales.
Bien. Deshecha la alianza PRD-PAN, la pregunta obligada se orienta a considerar si el PRD será políticamente aseado y procederá como un partido político moderno y alejado de la práctica de acciones intimidatorias y violentas en el Congreso de la Unión. ¿Habrá sesión de Congreso General pulcra y ejemplar en la que Enrique Peña Nieto rinda protesta como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos?
De acuerdo con las declaraciones del panista Luis Alberto Villarreal García, coordinador de la bancada del PAN y presidente de la Junta de Coordinación Política, de que se reforzarán las conversaciones con miras a la preparación de la toma de protesta de Peña Nieto.
Recordó el guanajuatense que a la Junta de Coordinación Política corresponde la parte administrativa de la ceremonia del 1 de diciembre y una de sus obligaciones es garantizar un cambio de poderes en orden y de acuerdo con la ley.
Garantizó que los panistas serán respetuosos de las instituciones y del Estado de derecho. ¿PRD, Movimiento Ciudadano y el PT procederán de la misma forma? No hay garantías. Incluso Villarreal convino en que el tema de la reforma laboral puede contaminar la ceremonia de toma de posesión y salió con una declaración que lo pinta ausente de las negociaciones en aras de la civilidad y el aseo político en el Palacio Legislativo de San Lázaro el próximo 1 de diciembre.
“(…) es el pueblo de México el que rechaza las tomas de tribuna y acciones que violenten la paz y la tranquilidad que corresponden a actos como este”, dijo Villarreal y escurrió el bulto.
En contraste, Manlio Fabio Beltrones Rivera confió en que todas las fracciones parlamentarios cumplan con su obligación de coadyuvar al buen desarrollo de la toma de protesta del presidente Peña Nieto. ¿Aseo político en el Congreso de la Unión? Digo.
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