
México frente a la era de los líderes autoritarios
Si el Senado de la República ha tenido que pagar un costo por demás elevado
Si el Senado de la República ha tenido que pagar un costo por demás elevado gracias a los muchos errores cometidos en torno al tratamiento de la Reforma Laboral, el desgaste que en poco tiempo deberán enfrentar por el mismo tema los partidos políticos no será menor.
Por el momento, panistas y perredistas presumen su capacidad para doblegar a los priístas en el Congreso. Y hablan de una alianza para toda la Legislatura en algo que más que un compromiso con el electorado, habla de un afán de presión política, que como se vea, poco ayuda a resolver los problemas nacionales.
Para el PRD la situación parece simple. Hay que destruir, antes que permitir que el PRI se consolide en el poder. Pero olvidan que tienen gobernadores que requieren de un gobierno federal capaz de resolver todo tipo de problemas y de ayudar a los mandatarios estatales a salir adelante con temas de gran dificultad, como lo es el de la deuda.
El PRD logró sumar a los panistas en su carrera para golpear a los priístas. Pero en el camino ha dejado ver la doble medida con la que trabajan. En la Cámara de Diputados lanzaron todo tipo de calificativos en contra de la reforma laboral. Movilizaron todos los grupos posibles para protestar contra una ley que, en el mejor de los casos, consideraron retrógrada.
Ahora, quieren que esa reforma sea aprobada debido a que, de manera por demás ilegal, impulsaron un artículo en el que se habla de la democracia sindical. La contradicción total. A cambio de un artículo que viola además, los acuerdos internaciones firmados por México, aceptan que se ponga en marcha una ley que daña a los trabajadores.
Al mismo tiempo, los perredistas, esos que aceptaron el diálogo con el PRI y Enrique Peña Nieto y que desean “compromisos claros”, fueron incapaces de respetar los acuerdos a los que llegaron en el Congreso. Traicionaron a los priístas y con ello mostraron que, como siempre, no son confiables en el terreno político.
Lo anterior a cambio de una ley que, es obvio, no prosperará. Al menos no como la aprobó el Senado y no dentro de los tiempos que buscaba el PRD.
Habría que pensar incluso, en que si la alianza PAN-PRD lograra imponerse para que la Cámara de Diputados aprobara la reforma, ésta sería detenida mediante el obvio mecanismo de una controversia constitucional que, se acepte o no, sería fundamentada en la violación citada, de los acuerdos internacionales.
Por lo que se refiere a los panistas, el tema no parece más sencillo. Y sí por el contrario, podría resultar más dañino por el momento que vive Acción Nacional.
La Reforma Laboral es una propuesta de Felipe Calderón. Y lejos de aceptar, como lo hiciera el propio presidente de la República, que lo aprobado en la Cámara de Diputados resultaba alentador, quisieron “vencer” a los priístas.
Los radicales del PAN convencieron a Ernesto Cordero, que aún no entiende que no entiende de política, y llevaron a la bancada blanquiazul en la Cámara Alta a dar un salto la vacío.
Respaldaron violaciones al reglamento legislativo, apoyaron añadidos al proyecto presidencial, se olvidaron del respaldo de los empresarios y con tal de imponerse ante el odiado PRI, colocaron a Calderón al borde de terminar su gestión sin nada que presumir, y al país al borde de perder una oportunidad para iniciar la ruta de las reformas.
Por lo que se refiera al PRI, todo está dicho ya.
Tal vez, valdría la pena pensar en los errores cometidos. Pero no sólo ahora, sino desde el momento mismo en que se integraron las listas de candidatos al Congreso. ¿Quién, cómo y para qué? Serían preguntas interesantes a responder, pera entender como se conformó el grupo en el Senado y la forma en que se decidió la coordinación.
QMX/nda