DINTEL: Parecen diferentes, pero son idénticos

23 de octubre de 2012
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Abelardo Martín

Quizá el contraste, no solo ideológico, entre el presidente Felipe Calderón Hinojosa y el jefe de gobierno del Distrito Federal Marcelo Ebrard Casaubón, los haga parecer diferentes -aunque en realidad sean iguales- sus resultados de gobierno son idénticos: desorden, ansia de protagonismo y reconocimiento y, en el fondo, una gran ineficacia.

El primero con una estrategia de (in) seguridad, guerra al crimen organizado y el narcotráfico fallida y, el segundo, con la ciudad devastada como si estuviera superando un terremoto o una auténtica guerra.

En el caso del gobierno de Ebrard, se ha abusado del uso del maquillaje y, en la realidad, los graves problemas de abastecimiento de agua, drenaje, equipamiento urbano y vialidad están hoy mucho peor que hace seis años. Miguel Ángel Mancera es el mejor conocedor de esta cruda realidad, pues esta recibiendo, auténticamente, al tigre que se sacó en la rifa de las elecciones de julio pasado.

En términos financieros, la Ciudad de México está quebrada desde hace tiempo, pero la administración perredista saliente la hundió aún más, sin que los ciudadanos puedan decir que cuesta menos vivir aquí, todo lo contrario.

Expresiones como “esta ciudad es ya invivible” se repiten de manera creciente, especialmente por los graves problemas de tránsito, acrecentados por la cantidad de obras concesionadas que benefician, momentáneamente, a la población, pero que en realidad a quien sirven es a sus concesionarios. Los malos ejemplos de los “segundos pisos” están a la vista, pero ahora no son gratis y hay que pagar por el (mal) servicio. Tanto el que corre, de forma gratuita hacia el sur, como el de paga en el estado de México están saturados.

La zona más afectada en estos momentos es la de Polanco-Lomas que, paradójicamente, vive el dispendio de nuevos jardines con el taponamiento vehicular a mañana, tarde y noche, sin que haya autoridad para organizar los estragos y daños. Obviamente la violación de automovilistas y transeúntes de reglamentos y sentidos de la circulación son letra muerta.

Sin embargo, aparentemente solo se vive una fallida administración en el ámbito federal, cuando que la ciudad cada vez esta peor. No es cosa, solamente de resultados electorales, ya que la maquinaria perredista (heredada por sus ancestros priistas) ha permitido ganar una y otra vez delegaciones y el gobierno del DF, sin que importen los resultados de gobierno.

Es sabido que el temblor de 85 removió la conciencia ciudadana y castigó al priismo. Seguro tendrá que ocurrir algo similar, sea por la falta de agua, drenaje, vialidad, deterioro de infraestructura urbana para que la ciudadanía reaccione, aunque, ya para entonces, a quien tendrá que reclamar será a empresas que tienen concesiones que llenan las arcas de sus corporativos, pero no las de la ciudad que se empobrece cada vez más, irremediablemente.

Aunque a las autoridades se les llene la boca por recibir premios patito y, repartirlos también a diestra y siniestra. Pero la realidad, como siempre, está en la calle y no en los pomposos discursos.

Por eso no nada más habría que criticar al gobierno de Calderón, pues el de Ebrard tiene lo suyo, aunque esté muy “escondidito”.

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QMX/am

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