Cierra la chimenea a los ladrones
En la campaña electoral por la Presidencia de la República, en el 2006 y después en el 2012, grupos afines al Partido Acción Nacional utilizaron la imagen izquierdista, autoritaria y dictatorial del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, para atacar al candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador.
Se le estigmatizó y clasificó como el prototipo del mal. Todas las oligarquías o grupos de derecha de los países de América Latina, lo volvieron ícono del peligro para la economía, la democracia, la libertad, el progreso.
Sin embargo, la mayoría de los venezolanos piensa distinto de los grandes capitalistas y quieren que “el peligro” permanezca como Presidente de la República hasta el 2019, si su salud se lo permite. El comandante logró en las elecciones del domingo su victoria más épica al derrotar, mermado por la enfermedad, a su rival más difícil, el joven líder de la oposición Henrique Capriles por el 54,4% de los votos frente al 44%, según los primeros datos hechos públicos por el Consejo Nacional Electoral (CNE) con el 90% de los sufragios escrutados. La participación fue del 81%, una de las más altas de la historia electoral venezolana. Chávez ejercerá un cuarto mandato para profundizar en su revolución bolivariana o socialismo del siglo XXI y su caudillismo mesiánico.
El líder opositor no perdió un minuto tras el anuncio de los resultados en reconocer su derrota, por un margen de 10 puntos.
“Soy un demócrata a carta cabal. Otra opción obtuvo más votos que nosotros. Yo estoy aquí para reconocer la voluntad de nuestro pueblo”, añadió.
Poco más tarde, desde el Balcón del Pueblo del Palacio de Miraflores, Chávez felicitó a la oposición “porque han reconocido la victoria del pueblo, la victoria bolivariana” y eso “es un paso muy importante en la construcción de la paz en Venezuela, de la convivencia entre todos nosotros”. Ganó en 20 de los 23 estados venezolanos y arrasó en Caracas. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, fue la primera en felicitarle.
Chávez gobierna Venezuela hace 14 años a contrapelo de muchos colegas que no solo lo han criticado, sino que lo han puesto como ejemplo del mal. El sigue y, si la muerte no lo sorprende, en el 2019 podría seguir ahí como el dinosaurio que evocara Augusto Monterroso en su cuanto cortísimo: Cuando despertó, el dinosaurio, aún estaba ahí.
Aunque muchos de fuera de Venezuela, no quieran.