LA COSTUMBRE DEL PODER: Alternancia del fraude

05 de octubre de 2012
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Gregorio Ortega

La impronta dejada en la historia por la docena trágica, es el fraude: como método para crear riqueza personal, como resultado de la inexperiencia, del deslumbramiento ante la realidad del poder y la desmedida codicia, como consecuencia de las políticas públicas, como deseo de figurar y permanecer en el candelero a cualquier precio.

Debido a que el dinero es inocultable, porque quien lo posee arde en deseos de exhibirlo, le pica las manos, le urge demostrar que tiene valor y le vale, ya aparecen en las páginas de sociales los nombres de esa nueva élite, cuyo emblema son los hermanos Bribiesca -aunque fueron exonerados-, a quienes habrán de sumarse los de la horneada del sexenio que agoniza.

¿Quién conoce todos los hilos del fraude perpetrado contra Pronósticos Deportivos? ¿Todavía se persigue de oficio ese delito? ¿Estaban enterados los directivos? ¿Dónde están los verdaderos culpables? Lo cierto es que se sirvieron del fragor electoral y poselectoral para destapar el caso y encubrirlo, porque la sociedad está medianamente informada de lo que en verdad sucedió.

¿Alguien ha llevado el control del gasto en la adquisición de armamento y equipo por parte de la Secretaría de Seguridad Pública Federal? Con el cuento de que es un asunto de seguridad nacional han disfrutado de manga ancha en esa dependencia. Demasiado ancha para los magros resultados, como lo muestra la intrusión del FBI, la CIA y la DEA en el caso Tres Marías.

¿Podrá el director de Pemex, Juan José Suárez Coppel, explicar a satisfacción de la sociedad el compromiso económico con el que amarró a la institución que dirige, para salvar de la crisis a unos astilleros españoles, más que para beneficio de la empresa que dice dirigir?

Bueno, y el hecho de que Néstor Moreno viva tan tranquilo, y no quieran o no puedan juzgarlo.

No es asunto de inquina personal. En información proporcionada por La Jornada, la sociedad se entera, por boca del director general del ISSSTE, Sergio Hidalgo Monroy, que “por falta de planeación y la intervención de demasiadas áreas y muchas manos en las compras de medicamentos, se gastaron el año pasado 2 mil 500 millones de pesos más de lo que debía”, lo que no es para asegurarnos un sueño tranquilo, sino para que Acción Nacional haga un balance de su incursión en el ejercicio del poder, porque desde hace muchos años ese partido se beneficia de él sin ejercerlo.

Pero el fraude no es exclusivamente pecuniario, puede cometerse en la procuración y administración de justicia sin que medie el dinero para desviar una averiguación previa, o conseguir una sentencia sin que en ella pese la justicia aunque parezca amparada por la ley, o lograr que se pierda un expediente.

Pero el peor fraude es el cometido por la SCJN al rechazar continuar ejerciendo su facultad de atracción, porque si en ese contexto sus resoluciones no eran vinculatorias, podrían -de apegarse a la conciencia más que al derecho- continuar siendo aclaratorias de lo que verdaderamente sucede en México, aunque resolviendo en contra del sentido común y de la justicia, la sociedad podía leer la verdad entre líneas.

QMX/gom

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