A CONSIDERAR: El presidente electo por los mexicanos

17 de septiembre de 2012
 , 
8:09
Manuel Espino

Por decepción del PAN en Los Pinos y del particular estilo de gobernar de Calderón, en un acto de esperanza cívica se dio la bienvenida no a un partido ni una ideología, sino a un proyecto pleno de inclusión democrática, liderado con visión de Estado y encaminado a la búsqueda de la paz.

Se abrió la puerta de Los Pinos a un mandatario que no pacte en secreto con líderes de mafias o grupos de poder, pero sí acuerde con los legítimos representantes de la sociedad en un marco de transparencia. Un presidente que se comporte con sencillez, que cumpla su palabra y trate con educación a los ciudadanos, decidiendo junto con ellos lo mejor para todos.

En las entidades hemos visto una sentida demanda por un federalismo solidario; que apoye sin suplantar; que respete en forma y fondo la soberanía estatal y la autonomía municipal. Una visión ajena a los vicios del centralismo, capaz de sentar en igualdad de condiciones a los gobernantes de todos los órdenes, de acuerdo al espíritu de nuestra Constitución.

Igualmente, esas preguntas se responden desde el contraste: en las urnas también se rechazó el régimen despótico padecido durante estos seis años.

De manera tajante se dijo adiós al presidente que riñe a sus propios compañeros de partido e incluso los acusa sin pruebas de buscar recursos ilegales del presupuesto público; al mandatario que con fobia a la crítica tildó de “ingenuo” o “cobarde” a quien expresó un punto de vista contrario al suyo.

También se rechazó lo que una periodista llamó “berrinches presidenciales”. Muy especialmente, se mostró en el debate electoral un ya basta al uso de la violencia como herramienta de legitimación política.

De manera contundente se dio la espalda al uso patrimonialista del poder, que se expresó en un gabinete que mostró más lealtad al presidente que lealtad a la patria, en un equipo de gobierno integrado por amigos e incondicionales, cuya escasa experiencia política y endebles currículos fueron pagados muy caro por el país.

Este anhelo se mantiene vivo y vigoroso en la sociedad mexicana, tal como hemos comprobado durante las giras de Volver a Empezar por todas las regiones de la república.

No hemos dejado de trabajar tras las elecciones, pues el primero de julio no fue para nosotros un punto final sino un punto de partida hacia nuestro objetivo de alcanzar las metas del plan que firmamos con el presidente electo, a alcanzar durante el siguiente sexenio. Igualmente, seguimos constatando el trabajo que se hizo para apoyar su proyecto en diversas entidades.

El gran sentido que hace a innumerables ciudadanos un esfuerzo que ve más allá de los partidos y las ideologías se evidencia en todas las adhesiones a nuestro proyecto, que se ha convertido en catalizador del anhelo de un cambio en el ejercicio del poder presidencial.

Por ello, cada vez que un líder se suma a ese plan y escribe su firma junto a la de Enrique Peña Nieto se opta por una transformación, por un gobierno tan plural como lo es México y por un presidente que se distinga por llevar las riendas de la República con inclusión democrática, sencillez y trabajo limpio.

www.twitter.com/ManuelEspino

[email protected]

QMex/ma

Te podria interesar