Juego de ojos
Gran diagnóstico de una personalidad enferma ha hecho apenas el senador panista Javier Corral en una misiva dirigida al ocupante de Los Pinos, en la que el ahora senador blanquiazul reclama a Calderón la cobardía de haberlo llamado cobarde no estando él presente.
Para que la cuña apriete –dicen los clásicos– debe ser del mismo palo. En otras palabras, hubo de ser un panista el que apretara las muchas tuercas emocionales flojas de Felipe Calderón.
Calderón, para empezar, es rabiosamente fundamentalista. Y eso, por supuesto, es una actitud del todo antidemocrática. Está, además, seguro de su ambición y completamente ignorante de la inmoralidad de sus costumbres, como esa de referirse peyorativamente a un ausente.
No son pocos los problemas de carácter que Calderón padece. Durante los últimos seis años, por ejemplo, su desidia amenazó la esperanza de millones de personas y su inacción nos condujo a ninguna parte, excepto a los últimos lugares en cuanta medición de progreso se hace en el mundo.
Cobarde le dijo Calderón a Corral. Cobarde le responde Corral a Calderón.
Cobarde es quien utiliza la fuerza para imponer sus ideas, quien asesina a personas por delirio de superioridad, quien se esconde en la oscuridad para ignorar al pueblo, quien escabulle su responsabilidad en los crímenes cometidos escondiéndose en su “responsabilidad de Estado”.
Cobarde es el aquel que se rinde a los pies del poderoso y le regala concesiones, cobarde es aquel que vende a su pueblo para mantener sus canonjías o hasta para conseguir una placita académica en alguna universidad gabacha –ni siquiera una que sea de la Ivy League–, cobarde es aquel que abandona a los suyos –como abandonará a su suerte a muchos de quienes aún colaboran con él– sólo para salvar su propio pellejo.
Vengativo, de mecha corta –como las bombas que estallan a la brevedad–, reitero, cual se lo comenté aquí no hace mucho, que tales conductas de Felipe Calderón son producto de sus no pocos resentimientos.
Nietzsche decía que si un resentido llega al poder –“haiga sido como haiga sido”, cual es el caso—, implementará políticas de resentimiento y buscará venganzas.
Mas si llega un político con más cordura, con más tranquilidad, será un político mucho más productivo, prudente, generoso, con mayor capacidad de contener sus propias emociones, más calculador, más exitoso. Y sí, Mucho del fracaso de Calderón –que él no ve o que, en todo caso, adjudica a los demás– se localiza en sus sentimientos y emociones, evidentemente distorsionados.
Lo peor es que el michoacano panista está sumido en una especie de ciclos de la envidia al éxito de los demás, lo que le lleva a buscar la venganza. Cuando una persona triunfa, su triunfo lo humilla y tiene que intentar por todos los medios el que el humillador termine humillado. Y en la política, un político que está pensando en la revancha, va a usar el poder para la revancha.
Hay muchos ejemplos del Calderón vengativo que padecemos. Algunos de esos ejemplos, lo peor, han trastocado la vida y las carreras de personas, como el ex embajador ante Brasil, Andrés Leopoldo Valencia Benavides a quien corrió, faltándole tres años para jubilarse, por un discurso ante el que el ocupante de Los Pinos hizo berrinche. O de poblaciones enteras cual las de los municipios michoacanos, cuyos ediles fueron falsamente acusados de sostener vínculos con el narcotráfico… cual venganza de Calderón en contra de ellos, por algún agravio del cual aún no nos enteramos.
Cobarde le dijo Calderón a Corral.
Pero todos hemos visto al ahora senador panista hacer frente a los poderes fácticos y hasta ser víctima de ellos, al tiempo que también todos hemos visto a Calderón rendirse ante ellos.
¿Quién es el cobarde? ¿Quién traicionó sus principios? ¿A él mismo?
Gracias, en fin, a la virtud de los defectos de Calderón, el PAN ya no estará en Los Pinos. Gracias.
Índice Flamígero: Dìa de fiesta, ayer, en el periòdico El Independiente de Hidalgo. Cuenta ya con una ombdusperson o defensora de los lectores, dando un paso importantìsimo en la democratizaciòn de los medios de comunicaciòn en nuestro paìs. Un ejemplo que muchos diarios, estaciones radiofònicas y televisoras deberìan seguir. ¡Enhorabuena!
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