LA COSTUMBRE DEL PODER: Presidente electo EPN

31 de agosto de 2012
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Gregorio Ortega

Durante los primeros cien días del nuevo gobierno, la sociedad podrá constatar la voluntad, imaginación y creatividad para transformar México y darle una oportunidad a los mexicanos. Lo que no se anuncie como un proyecto de reformas al modelo político, además de las estructurales, realistas y viables en esos tres meses, no será.

La realidad enuncia lo siguiente: el proyecto de nación impuesto a México por la globalización y el libre mercado, no variará. Las políticas públicas, con diversos matices, serán idénticas. El país entero puede disponerse a dar un salto mortal a la posmodernidad, sin haber pasado por la modernidad, como pasó de la colonia al aislamiento en que lo colocó su independencia, sin gozar de los frutos del renacimiento. Del mundo rural a la industrialización, sin vivir la revolución industrial. De la frustrada Revolución a la globalización, sin haber sido una nación moderna.

Lo único que cambiará con la ratificación del triunfo del PRI y su regreso al poder, es el estilo de gobierno, aunque quizá sus legisladores y los operadores políticos de EPN carezcan de la sutileza, de la inteligencia suficiente para comprender el entorno nacional en el que han de oficiar, porque tienen el gobierno, su legítima legalidad y su fuerza constitucional, pero ninguna de estas atribuciones puede usarse de idéntica manera a como las administraron cuando fueron mayoría absoluta, aplastante, partido único.

Tendrán que aprender, para que no les suceda como ya ocurrió a los senadores priistas en la ciudad de Chihuahua, que no es lo mismo negociar con la sartén por el mango -sólo son la primera minoría-, como lo hicieron durante mucho tiempo, ni negociar cuando se les necesita como factor de estabilidad gubernamental -como cuando los necesitó el PAN-, que buscar consensos y apoyo. Sin ellos nunca podrán obtener las reformas estructurales.

Deben adquirir conciencia de que los resultados electorales plantean la inaplazable necesidad de transformar el modelo político, porque gobernar un país con minorías irreconciliables y sin leyes que garanticen la gobernabilidad, es como intentar poner de acuerdo en un enorme condominio a todos los vecinos, cuando ni siquiera pagan las cuotas de mantenimiento.

Tampoco es necesario partir del hecho de que EPN necesita legitimarse, allí están los sufragios que lo sentaron en la silla del águila. Lo que requieren los priistas, y su presidente de la República con ellos, es tener los instrumentos legales y los recursos económicos para cumplir su oferta de campaña, sacar al país del marasmo en que se encuentra.

*De un lector: “El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada,  y la ayuda a otros países debe eliminarse, para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado”.  (Marco Tulio Cicerón, 55 A .C.)

QMex/gom

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