Presidenta hágase cargo/Alejandro Moreno
El sabor a amargura de la derrota va acompañado siempre por la traición, especialmente en la política, el arte de lo posible, en donde es válido suponer cualquier maniobra, tanto de ataque como de auto-ataque.
Este es el escenario en el que se dirime la reactivación, recomposición o sobrevivencia del Partido Acción Nacional, cuyos distintos grupos tradicionales o sexenales esperan conseguir la hegemonía y el usufructo de las cuantiosas prerrogativas que, por ley, le corresponden.
El panismo no había vivido la crudeza de la división, como ya lo vivió el priismo o como es forma de sobrevivencia en el perredismo. En todos los partidos, pragmatismo y conveniencias particulares o de grupo, funcionan como agentes unificadores ante posturas irreconciliables, aparentemente.
En el PRD, por ejemplo, la última elección provocó el milagro de reunir a Cuauhtémoc Cárdenas con Andrés Manuel López Obrador y este, a su vez, con “los chuchos”, quienes a cambio de posiciones y prebendas apoyaron al hoy candidato presidencial perdedor.
En las últimas semanas, el PAN se fracturó y dejó ver dos cabezas en disputa: el presidente Calderón contra el dirigente nacional panista, Gustavo Madero, quien después de la derrota se erige como quien habrá de salvar al partido de las garras del felipismo.
El dirigente panista, Gustavo Madero, negó que haya distanciamiento o enfrentamiento con el Presidente de la República. “En este proceso, (Felipe Calderón) es uno de los grandes liderazgos que tenemos, uno de los grandes activos y sin duda será alguien que nos ayudará también a dar sus puntos de vista para tomarlos en cuenta con la visión, la información y el interés de un gran panista que es él”.
La situación “nos pone a prueba a todos. Vamos a ver de qué estamos hechos y qué es lo que nos mueve, cuál es el interés fundamental que priva porque, si hay una postura particular, ya valió gorro, y si hay una visión superior, se va a llegar lejos”, confió el panista e informó que, los coordinadores parlamentarios serán nombrados tras un análisis y consulta después del Consejo Nacional del 11 de agosto. Entrevistará a los prospectos y preguntará a los diputados y senadores sobre sus propuestas para liderar las bancadas, así como las prioridades de la agenda legislativa y la posición política que el partido debe asumir.
Los panistas que probablemente serán considerados para liderar al PAN en la Cámara de Diputados son: Luis Alberto Villarreal: actualmente senador por Guanajuato, fue alcalde de San Miguel de Allende (2003-2006) y diputado federal por Guanajuato (2000-2003); José González Morfín, Presidente de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión y coordinador del PAN en el Senado (presidió la Mesa Directiva de esa cámara); Rubén Camarillo, Senador. Diputado local en Aguascalientes de 2004 a 2007. En el Senado, Ernesto Cordero es la opción más mencionada para dirigir la bancada.
Madero anunció que presentará una propuesta para reformar los estatutos del partido en el Consejo Nacional próximo. “Yo seré el que haga una propuesta y espero que logremos salir unidos y consensados, pero todavía incluso estoy precisando las fechas, los métodos de la consulta y los procedimientos para poder tener en su momento una asamblea que nos permita modernizar los estatutos del partido”. No sólo es el cómo funcionamos, cómo elegimos candidatos, cómo elegimos dirigencia, cuáles son los tiempos, sino también el para qué, para qué queremos ejercer el poder, para qué queremos llegar a la Presidencia de la República, qué queremos hacer con nuestros gobiernos y nuestros legisladores”.
Panistas como Calderón, el excandidato presidencial Diego Fernández de Cevallos o Carlos Medina Plascencia, se han pronunciado por una refundación del partido, tras las elecciones federales del 1 de julio, en las que perdieron la Presidencia de la República. Madero afirmó que los panistas ni se desvían ni se acaban en una elección, ni tampoco están en un ambiente de confrontación.
En efecto, solo se dividen.
QMex/am