HISTORIAS COMUNIDADES: Un pasado brillante

02 de agosto de 2012
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Marypaz Monroy Villamares

Su desdichado cuerpo temblaba en medio de la neblina espesa que vagaba por la alameda del pueblo. Apenas articulaba palabra, las sustancias que circulaban por su interior no le permitían emitir sonido alguno, sólo su ademán al estirar su sucia mano le hizo entender que quería unas monedas.

Aun entre la tenue luz color ámbar que alumbraba el parque, los dos se reconocieron. Pero Luis quedó impactado al ver el estado en que se encontraba Miguel, su amigo de la infancia.

Luis no supo quién de los dos quedó más impresionado. Luis por reconocer a Miguel, el estudiante y deportista brillante o Miguel al encontrarse de frente con Luis, uno de sus mejores amigos, y verse descubierto en esas circunstancias de indigencia y de total abandono humano.

Miguel era el primero de la clase. Desde la primaria hasta la preparatoria siempre sobresalió por su inteligencia y por su gran chispa para amenizar cualquier reunión. Era muy popular entre las mujeres por su porte varonil y atlético.

Cuando pequeño siempre fue el ejemplo del niño estudioso, educado y bien portado. Nunca dio motivo de queja ni de sus compañeros, maestros o padres.

Año con año formó parte de la escolta de la escuela, más grande fue abanderado. Al término del ciclo escolar además de recibir la boleta de calificaciones impresa con dieces, era galardonado con una mención honorífica.

Era el orgullo de sus padres, quienes siempre se contoneaban como pavorreales cuando se presentaban como los papás de Miguel, o mencionaban el nombre de su hijo.

En la secundaria los éxitos escolares se repetían y una y otra vez, logros que junto con sus constantes y altas calificaciones lo llevaron a ser becado durante los tres años.

Todos apostaban por él. Todos le auguraban un futuro lleno de viajes, un buen profesionista, un hombre de negocios o un excelente catedrático, con una casa enorme, con una familia bonita, un ciudadano de provecho…

En cambio, por Luis y por su banda nadie daba una moneda. Ellos eran parte de un grupito que les sacaban canas verdes a los maestros y a sus padres. Eran rebeldes, groseros, detestaban el estudio. Odiaban levantarse temprano para ir a la escuela, realmente eran unos estudiantes problema. Los profesores continuamente los llevaban castigados a la dirección. Siempre faltaban a sus obligaciones escolares, y su deporte favorito era escaparse del colegio para irse a nadar al río.

Sus padres y maestros aseguraban que serían unos hombres sin oficio ni beneficio.

Algo sucedió con los que integraban el “grupito” de Luis, que todos se “enderezaron” y concluyeron una carrera profesional. “El Pelón” se tituló de químico-farmaco-biólogo, “El Güero”, “Rey”, Carlos y Luis de licenciados en Derecho, “El Negro” y los demás pusieron sus propios negocios.

Cuando terminaron la preparatoria y emigraron a la ciudad de México para ingresar ala UNAM, todos le perdieron la pista a Miguel, lo último que supieron fue que se graduó de ingeniero electromecánico, pero nunca más volvieron a saber de él.

Hasta ese día en que Luis lo vio parado frente a él, estirando su sucia mano para pedirle unas monedas.

El encuentro causó conmoción en Miguel, y como esas ratas que huyen después de hurtar la comida, trastabillando corrió a esconderse entre el prado más cercano de la alameda del pueblo, de donde Luis y su grupo de amigos salieron hace más de 35 años.

Luis, también quedó estupefacto con la escena grabada en su mente y preguntándose, qué pudo haberle ocurrido a Miguel para que el rumbo de su vida cambiará de esa manera, en dónde quedó aquel estudiante inteligente y brillante, qué lo llevó a ese estado de total abandono humano?

 

QMex/mav

 

 

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