ACENTO: Calderón no debe apoderarse del PAN

31 de julio de 2012
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Salvador Flores

Ninguno de ellos merece seguir al frente de Acción Nacional por ser grandes responsables del fracaso, que lo dejó con sólo 4 gobiernos estatales de 9 con que inició este sexenio, amén de escaños y curules federales y locales, ayuntamientos y regidurías que también perdió.

La falta de oficio político del gobierno calderonista, la ineficacia de muchos colaboradores -escogidos por ser amigos, más allá de su capacidad– y la nula difusión de sus logros -importantes muchos- llevaron a este régimen a sufrir tremendo desprestigio ante la sociedad y, por tanto, los votantes.

Los aciertos de Calderón Presidente irán notándose con el tiempo; mas no contaron en los comicios, y sí fueron un desgaste excesivo, que no pudieron paliar funcionarios ineptos, ayunos de malicia y tino políticos.

Madero heredó un partido destrozado por Germán Martínez y César Nava, calderonistas destacados, incapaces de liderar al partido en el poder y sumó debilidades que permitieron transas en la elección de candidatos y que se colaran nepotistas y arribistas desprestigiados y quedaran fuera panistas y líderes serios, que habrían ganado votos y laborado por el prestigio del PAN y el bien del país.

Notorio fue la falta de apoyo a la candidato presidencial Josefina Vázquez Mota, por no ser la delfín de Los Pinos, por la inmadurez y pelea por curules plurinominales, que frustraron el anhelo de muchos mexicanos de tener la Presidenta de la República.

Estas  y más fallas debe descubrir la autocrítica seria de consejeros panistas, sin que sean llevados de la mano por los intereses de control de Calderón o Madero; sino con libertad y la convicción de que sólo así sacarán del hoyo a su partido.

Pero también con la condición de que nadie revele los puntos tocados, para ganar notoriedad en los medios informativos; pues aunque los panistas son malos para llevar una interrelación constructiva con éstos, sí hay deseosos de notoriedad pasajera, que, por cierto, a nada constructivo conduce, y en este caso resultaría fatal.

“La ropa sucia se lava en casa”, reza el viejo y sabio proloquio.

Ni a Calderón y menos a Madero se les ven ímpetus caciquiles, como los imperantes en PRD, PT y Movimiento Ciudadano; ni afanes de enriquecerse con los subsidios partidistas, ni mucho menos de sojuzgar a compañeros y servirse de ellos para auspiciar ambiciones inconfesables.

Que se refunde, restaure, remodele o limpie el PAN es asunto secundario. Lo importante, permitir a Madero concluir su mandato sobre lineamientos firmes, trazados por sus órganos superiores y la advertencia de que si no se ciñe a ellos, será decapitado, como algunos despistados lo piden ahora.

Hay que dar institucionalidad al PAN, llamado a resguardar las instituciones nacionales; sin afanes de caudillismos, tipo la izquierda, que por eso anda a la greña con frecuencia y volverá a las mismas al desvanecerse el sueño de opio del Peje de que le obsequien la Presidencia, que el pueblo le negó.

Sólo así el partido fundado por Gómez Morín y González Luna volverá a ser factor importante en nuestra política y recuperará y acrecentará lo logrado en 70 años de brega por airear la corrupta política mexicana, realizar serias reformas legales y avanzar gradualmente en la conquista de posiciones de gobierno.

Sin tales premisas será imposible volver a sacar al PRI de Los Pinos, como postuló en estos días Felipe Calderón, envuelto en el panismo que le inculcó su padre Luis Calderón Vega desde su tierna edad.

QMex/sfl

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