DINTEL: Sin prisa, todo a su tiempo

27 de julio de 2012
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8:19
Abelardo Martín

El gobierno del presidente Felipe Calderón ya hizo maletas para irse, él mismo está ya listo para conducir lo que llama “el regreso” del PAN a la Presidencia de la República en el 2018 o en el 2024, o cuando se pueda. Su partido está a la deriva, pues la dirigencia de Gustavo Madero concluyó y sólo se siente su pataleo.

El PRI por su parte, no esta todavía preparado o no quiere ocupar ese vacío gubernamental que le complicará, a su tiempo, la gobernanza y la normalización de la toma del poder.

El PAN ya se quiere ir (si no es que ya se fue hace tiempo) y el PRI no acaba de entender que ya ganó, aunque le falta la constancia, o sea el “papelito”.

Algunos secretarios de estado que no existieron en todo el sexenio, o asumieron la función recientemente, por fin aparecieron, pero fue para despedirse. No era necesario porque pocos se enteraron que ahí estuvieron.

El cierre anticipado del sexenio comenzó en la primera semana de julio cuando, al triunfo de Enrique Peña Nieto y del PRI, en todas las dependencias federales de gobierno se dio la voz de cerrar, desde ya, los presupuestos y programas. Lo que no se comprometió no se hará. Muchos funcionarios saben que, incluso si ya no asisten a sus oficinas, no pasará nada.

El propio presidente Calderón está enfocado a la recuperación del PAN al que muchos ven desmantelado y a la deriva. Su actividad política le debe absorber mucha atención y tiempo. Ayer mismo, el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré Romero, ve ya la puerta de salida aunque se enfrenten, ahora mismo, graves problemas de gobernanza.

El gobierno de Felipe Calderón dejará un legado de ejercicio transparente del poder público en un entorno democrático dijo Poiré Romero y llamó a la próxima administración a conducirse con responsabilidad en esa materia. Ve indispensable que los gobiernos futuros mantengan ese signo de trabajo y responsabilidad sin importar a qué partido pertenezcan.

Les dijo a los que llegarán: La transparencia, la rendición de cuentas, la responsabilidad y el compromiso para enfrentar los problemas deben ser el signo que distinga a cualquier gobierno, en un ámbito democrático. No le hemos sacado el bulto a ninguno de los retos, que son muchos a los que nos hemos enfrentado, algunos por circunstancias que se dejaron durante muchos años, otros por eventualidades climáticas o por crisis económicas generadas en el extranjero.

En otro momento, el presidente Felipe Calderón instó a consejeros del PAN a trabajar juntos con el objetivo de sacar al PRI de Los Pinos en seis o 12 años. El mandatario federal dijo que se siente obligado, ética y políticamente, a mantener activo su trabajo para que el país logre la plena democracia que el PRI no garantiza. Dijo que asume los errores que le tocaron en la pasada elección, al ser cabeza del gobierno federal. Pero, dijo, “también hay responsabilidad de todos los gobernadores panistas, porque no hicieron su trabajo de manera correcta”.

En una carta dirigida a Gustavo Madero, presidente nacional del blanquiazul, los ex dirigentes panistas Luis H. Álvarez, Luis Felipe Bravo Mena, Germán Martínez y César Nava pidieron cinco acciones para la refundación del partido:

  1. Abrirse a la ciudadanía, especialmente con los jóvenes;
  2. Una nueva forma de elegir a los candidatos (postular a los mejores y a los que la ciudadanía espera);
  3. Un nuevo modelo de organización (sincronía entre dirigencias y ciclos electorales);
  4. Sanciones que permitan excluir con rapidez y eficacia a quienes con su conducta trastocan la identidad del PAN; y
  5. Una nueva manera de administrar el financiamiento público y privado que permita destinar mayores recursos a los procesos electorales son las bases del nuevo panismo.

Está bien programar y rehacer al PAN, solo que quienes están en funciones de gobierno debieran antes concluir su encargo y luego dedicarse a tareas partidistas, empezando por el propio presidente.

En las dependencias de gobierno ya se siente el vacío de autoridad y de poder. Esto se convierte en un vacío político que beneficia a grupos de presión y desgasta a quienes asumirán el gobierno en diciembre.

Los que salen, ya se están yendo y, los que vienen, todavía no están listos, no quieren o no pueden todavía. O sea que, la situación se descompondrá todavía más. Porque, no por mucho despedirse, la salida es más temprano.

 

QMex/am

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