
Contexto
Dicen los sabios que no hay fecha que no se cumpla ni deuda que no se pague.
Por eso la afirmación del magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, (TEPJF) Pedro Esteban Penagos, sobre la fecha para la declaratoria sobre las elecciones, es muy oportuna.
Tiene muchas lecturas y consecuencias en relación con las fechas del calendario político.
La fecha límite para que ese órgano colegiado dicte su sentencia sobre los pasados comicios del 1 de julio, es el 6 de septiembre.
Eso no implica que en esa fecha tenga que emitir su declaratoria que podría ser de invalidez, de nulidad o de elecciones legales y hay presidente electo, que en este caso sería Enrique Peña Nieto.
Esa declaratoria puede darse en una fecha a mediados de agosto.
Con razón el virtual ganador anda de vacaciones, parecería que en su maleta lleva el borrador de esa declaratoria que le permite gozar del sol, mar y arena.
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A todos conviene que el Tribunal emita esa declaratoria. Cuanto antes, mejor.
Primero porque así Peña Nieto estaría presente como invitado de honor en el último informe de Felipe Calderón, lo dé en donde lo dé. Así sea en el Auditorio Nacional, su escenario preferido.
Segundo porque eso daría certeza de que el país está en paz, salvo las manifestaciones del #YoSoy132, que hasta donde se ve perdió origen y rumbo. Ahora ese movimiento juvenil está más contaminado que una manzana podrida.
Visto así, comenzaría la tersa transmisión del poder, Calderón se iría a casa tranquilo y Peña Nieto comenzaría su cuesta arriba para afianzar y legitimar su triunfo después del 1 de diciembre.
Fechas van, fechas vienen. A cada capillita le llega su santo, todos tienen fecha.
¿Ya estarán en capilla los deschamps, los gordillos y los ayalas, lastres que escondió el priismos de manera vergonzante?
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La Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa es un pastelote que todos quieren para su mesa y para degustarlo en su momento.
Ese pastel lo quiere el actual jefe de gobierno, Marcelo Ebrard; lo desea René Bejarano, “el señor de las ligas”, y lo apetece también el jefe de gobierno electo, Miguel Ángel Mancera, quien lleva mano y perfila a su delfín Manuel Granados Covarrubias.
Este último, diputado electo, comenzará a sentir la presión y lo que es una guerra sucia de verdad entre tribus.
En la sala de prensa de la Asamblea Legislativa, con la complacencia de algunos mandos, han comenzado a circular un documento anónimo en donde detallan las supuestas andanzas en materia de acoso y de faldas de Granados Covarrubias.
Esto le complicará las cosas a Miguel Ángel Mancera, pues se asegura en ese documento que el diputado tiene mucha cola que le pisen por sus supuestos devaneos desde sus tiempos como catedrático de la Universidad, en la Reforma Agraria y en la Procu capitalina, y existen muchas denuncias de mujeres que habrían sido vejadas por el hombre de confianza del próximo gobernante capitalino.
Peña Nieto se libró a tiempo de los lastres.
¿Deberá hacer lo mismo Miguel Ángel Mancera?
Qmex/