Genio y figura
Ambas expresiones son arriesgadas porque revelan ceguera o inconsciencia acerca de la gravedad y lo riesgoso de estos acontecimientos. El presidente Felipe Calderón y algunos políticos a propósito de este terrible hecho de violencia lo relacionaron con la venta, liberal e indiscriminada, de armas en Estados Unidos y el contrabando que se produce, a partir de esa política, fuera de sus fronteras, especialmente en México.
No es la primera vez que el presidente Calderón reclama al gobierno de Barak Obama por su responsabilidad en el tráfico de armas y el creciente número de mexicanos que adquieren esos productos.
El problema se ha vuelto mayúsculo no solo en los estados del norte sino en todo el país. Con registro o sin él, con autorización o de forma ilegal, miles y miles de personas poseen armas con el pretexto de la protección personal. La proliferación de empresas de “seguridad”, la contratación de guardaespaldas y la ostentación de armas en la vía pública es un hecho cotidiano.
Toda esta realidad contribuye al clima de inseguridad y violencia que vive el país, aunque hasta ahora, afortunadamente, no haya habido un desquiciado disfrazado de “Guasón” que se introduzca a un cine armado como si fuera un batallón completo en un operativo contra el crimen organizado.
Seguramente tanto las fuerzas armadas como la Secretaría de Seguridad Pública Federal han valorado la urgencia y conveniencia de un gran operativo de despistolización. Esa si sería una acción de pacificación y verdadero combate al crimen organizado y al narcotráfico, pues sus responsables son los primeros en fomentar (son sus “riesgos profesionales”) el uso de armas para su protección, defensa y seguridad.
Buena sorpresa se llevarían tanto ejército como policía federal, el comprobar el creciente número de personas que andan ya en la vía y los servicios públicos armados como si fueran a un campo de batalla.
No necesitarían meterse a Tepito donde es bien sabida la existencia de armas y municiones para sostener una batalla de semanas, simplemente con que empezaran por despistolizar a guaruras y personal de “seguridad” que acompaña a empresarios y políticos que frecuentan restaurantes y hoteles de Polanco, las Lomas, Santa Fe y Perisur, en la ciudad de México. Igual acción podrían llevar a cabo en todas las grandes ciudades del país, ya que el modus operandi de todos quienes usan armas es el mismo.
El asesinato de Colorado reavivó el debate respecto de la conveniencia de aumentar el control en las ventas de armas de fuego en EU para evitar nuevas tragedias. “Esperaría que se iniciara una racional conversación nacional sobre (el control en las ventas de) armas”, dijo Dianne Feinstein, senadora demócrata por California. Los rifles de asalto con capacidad de disparar docenas de balas por minuto, como los usados en la masacre del cine en Aurora, Colorado, no deberían ser adquiridos por los ciudadanos promedio en EU. “No tengo problema con que la gente obtenga una licencia y adquiera un arma de fuego. Pero hay armas que sólo se usan para matar gente en un combate cerrado. Ese el propósito de este tipo de armamento”, dijo. El sospechoso de la acción portaba un rifle de asalto AR-15, un fusil Remington 879, una pistola Glock calibre 40 y un cuchillo de cacería, 6 mil rondas de municiones y múltiples cartuchos para su rifle, incluido uno capaz de disparar 60 balas por minuto, según la Policía.
El arsenal usado por James Holmes -el sospechoso detenido por la policía- fue adquirido de manera legal.
Con un casco, una máscara de gas y un chaleco antibalas, vestido como el villano de la última entrega de la saga fílmica de Batman, James Holmes, de 24 años, entró armado hasta los dientes. Abrió dos botes de gas y, aprovechando la confusión y la humareda, descargó varias ráfagas de fusil al techo, a modo de advertencia. Luego se paseó por la sala, desde la pantalla hasta la última fila, disparó a 71 espectadores, y abatió a quienes intentaron huir. Murieron 12 personas, y otras 59 resultaron heridas
En efecto, Estados Unidos puede mantener la venta libre de todo tipo de armas, pero también las autoridades mexicanas pudieran realizar una campaña seria, profunda y eficiente de despistolización sin tener que evitarlo por proteger a quienes se benefician de un amplio y jugoso mercado negro. Sirve que, con una acción de este tipo, el gobierno de México podrá no solo exigir, sino ufanarse de que el buen juez, por su casa empieza.
QMex/am