ÍNDICE POLÍTICO: SEDENA: Poder y negocios

24 de julio de 2012
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Francisco Rodríguez

Dicho análisis está contenido en el documento “Agenda. Panorama General del Ejército y Fuerza Aérea mexicanos” que el general Guillermo Galván Galván hizo llegar a las comisiones pluripartidistas de Defensa, tanto del Senado como de la Cámara de Diputados, y en el que también se lee que nuestro Ejército y Fuerza Aérea están catalogados en el lugar 19 –entre 42 que son monitoreados–, por su poderío, y en el tercer lugar de entre los latinoamericanos, lo que implicaría que, no obstante sus carencias, la Defensa Nacional está situada en términos aceptables, tanto por la CIA, como por instancias como la Global Fire Power, que se dedican a realizar este tipo de rankings.

Otros reportes, empero, apuntan que si –hipotéticamente– México enfrentara un conflicto bélico con Guatemala, por ejemplo, en un solo día se perdería dado que el abasto de combustible sólo alcanzaría para 24 horas de movilizaciones.

Si la Defensa está tan mal, como admiten sus propias autoridades, ¿por qué entonces es que buscar encabezarla se ha convertido en una verdadera cena de negros en la que, la mayoría de los comensales, se tiran unos a otros la sopa encima o se amedrentan con cuchillo y tenedor en mano?

¿Será acaso que, tras el indudable poder político que brindan las cuatro estrellas, los generales también buscan el poder del dinero que traen aparejadas las muchas compras que esta dependencia del Ejecutivo realiza?

Ejemplos de ello han sido filtrados los últimos días.

Primeros en ventilarse fueron los contratos por poco más de 5 mil millones de pesos o casi 400 millones de dólares para la adquisición de equipos de intervención telefónica y hasta otros que supuestamente permiten ver a través de las paredes, que periodísticamente fueron presentados como “equipos de espionaje político”, lo que inmediatamente fue desmentido por la dependencia al señalar, en boletín oficial, que dichos gadgets fueron comprados para el desempeño de las funciones que por ley le corresponden, y no quedan a disposición de altos mandos para ejecutar tareas de espionaje político, por lo que rechazó que se empleé en actividades ilícitas.

Dicho golpe, se especuló después, fue para minar las posibilidades que dos de los generales que aspiran a suceder a Galván Galván pudieran tener frente a otros competidores por el mismo cargo.

Y recién ahora, vuelven a la carga. El nuevo golpe mediático se ha dado en torno a la solicitud que la Sedena habría presentado a las autoridades hacendarias para adquirir un nuevo avión para el uso del titular del Ejecutivo Federal, que sustituya a los aparatos con ya más de 24 años que actualmente brindan el servicio aéreo a los sexenales residentes y hasta a los ocupantes de Los Pinos.

El golpe es en el hígado, además, pues se maneja un precio realmente exorbitante: 9 mil 840 millones de pesos o 757 millones de pesos y se dice que es prácticamente el doble del costo del Air Force One, aeronave ultra-equipadísima que presta sus servicios a los inquilinos de la Casa Blanca estadounidense.

Ante ello, cualquiera se pregunta si detrás de dicha posible adquisición hay un “negocio” que beneficie a los funcionarios encargados de la compra, toda vez que los precios en el mercado son significativamente muy menores a los que presuntamente se presentan en la solicitud “filtrada”.

¿Es por eso el pleito a morir entre los generales?

Porque, además de poder militar y, claro, político, está el poder de los negocios, del dinero pues?

Índice Flamígero: Por lo pronto, el proveedor de Sedena Susumo Azano Moritani –uno de cuyos hijos es íntimo amigo de Ernesto Zedillo Jr.– es por lo menos 500 millones de pesos más rico que al inicio del actual sexenio, si consideramos que de los contratos con la Defensa sólo ganó el 10 por ciento. + + + Dentro de 130 días termina esta fallida y despilfarradora Administración del ocupante de Los Pinos, Felipe Calderón.

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QMex/fr

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