Genio y figura
Para poder evaluar de nueva cuenta los argumentos, hay que revisar el balance de los bancos centrales, que muestra la más clara fotografía de lo que han estado haciendo con su política monetaria desde el inicio de la crisis: en el último año el Banco Central Europeo (BCE) ha comprado valores por más de 1.1 billones de euros (trillones en EU) para un balance total de 3.8 billones.
El Fed también ha seguido una política monetaria sumamente laxa, al pasar su balance de menos de 1 billón de dólares a casi 3 billones hoy en día. Primero bajó sus tasas de interés pero cuando ya estaban cerca de cero, emprendió la compra masiva de activos bancarios –para evitar quiebra de bancos-, de otros activos como hipotecas, y al final también de bonos del gobierno federal.
A diferencia del Fed que no tiene impedimento legal para adquirir directamente bonos de su gobierno, el BCE tiene una prohibición explícita para hacerlo, una exigencia de los alemanes que querían que el nuevo banco central para respaldar el flamante euro, se pareciera lo más posible a su Deutsche Bundesbank, el muy ortodoxo banco central de Alemania.
Pero el ECB ha estado prestando cantidades crecientes a la banca comercial europea, que a su vez, compra con esos recursos instrumentos de deuda de sus gobiernos, lo que sencillamente equivale a darle la vuelta al impedimento antes mencionado con dinero recién impreso por el ECB.
¿Pueden los bancos centrales restaurar el crecimiento por sí solos? El coro de antieconomistas híper-keynesianos como Paul Krugman y Joe Stiglitz insisten en que sí y que una combinación de muchísimo mayor gasto público financiado con la emisión de más dinero, es la única forma en la que se puede restaurar el crecimiento de las economías tanto en Europa como en EU.
Mientras tanto los economistas ortodoxos, incluyendo a los líderes del Fed y del BCE, Ben Bernanke y Mario Draghi, insisten que es indispensable anunciar planes bien diseñados y creíbles de cómo pretenden los gobiernos atacar en el mediano plazo el problema de fondo que afecta a EU y a los países europeos en problemas: deudas públicas y privadas enormes y crecientes.
La evidencia disponible no solo de esta sino de muchas otras crisis financieras indica que un problema que se origina en niveles de deuda excesivos no puede solucionarse con aún mayor endeudamiento, sino que hay que corregir los problemas de fondo que, en el caso de los países europeos periféricos, es su falta de competitividad internacional.
El respetado Banco de Pagos Internacionales (BIS) de Basilea, una especie de banco central de bancos centrales, afirmó en un estudio reciente que “…los bancos centrales están siendo forzados a prolongar su estímulo monetario mientras los gobiernos arrastran los pies y los ajustes se posponen…, y dan un apoyo desperdicioso a deudores quebrados y a bancos insolventes.”
El BIS teme que cuando llegue el momento en que sea necesario endurecer la política monetaria, la gigantesca cantidad de dinero que se ha inyectado a nivel global impedirá una reversión exitosa a esa política de estímulo monetario, poniendo en entredicho la estabilidad de precios, lo que puede conducir a una pérdida decisiva en la credibilidad de los bancos centrales y de su autonomía.
En efecto, la economía mundial requiere de mayor crecimiento pero este no se puede conseguir por la vía artificial de mayor estímulo monetario. Es necesario emprender las reformas indispensables para que funcionen mejor los mercados y se aliente la inversión productiva y la creación de fuentes de trabajo.
Lo que está por verse es si hay la suficiente decisión política para emprender estas reformas antes de la debacle que se nos viene encima. Lo dudo…
QMex/jmsm