DINTEL: El PRI lento y sin reflejos, a ver a que hora despierta

09 de julio de 2012
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Abelardo Martín

La referencia se relaciona con la falta de reflejos en el PRI, cuyos cuadros se habían acostumbrado ya al cómodo papel de la oposición. El único objetivo primario del gobierno es (aunque parezca pleonasmo), la gobernabilidad pues sin ella se obstruye la tranquilidad, la seguridad, progreso y confianza.
El PRD muestra mejor condición física y aptitud, en este momento, para jugar el papel que le corresponde: no desperdicia momento y oportunidad para provocar el debilitamiento del triunfo de Enrique Peña Nieto como próximo Presidente de la República, quien ya desde hoy comprueba que el poder es solitario y siempre le acecha el abandono.
Este sábado, el candidato perredista perdedor, Andrés Manuel López Obrador, reanimará su autoestima y reforzará las agallas para decirse que el ganador debía ser él. Cientos de miles de personas corearán su triunfo, haciendo sentir que el proceso electoral que costó tanto dinero y da certeza legal a la democracia, es inútil, con lo que se ofende al millón y medio de mexicanos que dedicaron el día a realizar la jornada electoral.

Peña Nieto experimentó estos días la soledad. Lo que él no promueva o haga, no lo hace nadie. ¿Donde quedaron los gobernadores priistas?, ¿donde los dirigentes de los sectores popular, obrero, campesino y empresarial que han vivido apapachándose con el priismo?, ¿donde quedó la experiencia y el timming que permitió a la clase gobernante obtener ganancias del sistema que muchos llaman, peyorativamente, priismo?

Porque esta semana se acusó a Peña y al PRI de todos los males habidos y por haber y nadie salió en defensa de la institución. Será que, obtenido el triunfo, los priistas se fueron de vacaciones.

Porque esta semana se acusó a Peña y al PRI de todos los males habidos y por haber y nadie salió en defensa de la institución. Será que, obtenido el triunfo, los priistas se fueron de vacaciones. El ejercicio de gobierno y el poder no tienen vacaciones.

Ya debieran los cuadros priistas estar organizando encuentros de coordinación, de construcción de acuerdos, de recuperación y restablecimiento del tejido social. Sin embargo, se vive, se siente y brilla como un sol que, solo los ciegos no pueden ver, un gran vacío.

El perredismo tiene la cancha para sí solo, la portería sin portero y ya puede anotar o meter los goles que se le de la gana. El priismo todavía esta aletargado, lento y falta todavía mucho tiempo para que tome el control de la estrategia, aunque ojalá no sea demasiado tarde porque hoy los medios y la ingobernabilidad avanzan más rápido y van adelante.

El PRI de los mejores tiempos funcionó como un circo (si se vale la comparación) de varias pistas en las que no había interrupciones. Hoy le cuesta trabajo operar una sola pista.

La casi totalidad de los gobernadores perdió lo que en el futbol un jugador no puede olvidar: visión de la cancha. La mayoría esta cansado o de viaje en el derroche de recursos, porque mientras el gobierno federal era panista, los priistas hicieron lo que les convino y les vino en gana.

Ese tiempo esta por quedar atrás, aunque la mayoría de los mandatarios estatales no lo entiendan o no lo acepten. Tendrán que rendir cuentas e informar en Los Pinos especialmente de sus hechos. Esa es justamente la parte buena del priismo que se fue, el sistema capaz de lograr equilibrio entre pesos y contrapesos.

Los principales representantes de la oligarquía lo saben, aunque les disguste tener que acatar.

Es un hecho que, por el momento, la clase gobernante pase por alto o tenga olvidados los ritos y costumbres, pero ya recordarán o habrá quien se los recuerde. Por ahora, todos siguen actuando de acuerdo al régimen foxista y que el presidente Calderón continuó: cada quien haga lo que quiera. El mejor ejemplo es la embestida contra la legitimidad y la legalidad de la elección. Pero es cosa de semanas, en las que cada quien asumirá su papel, tomará su lugar. Por lo pronto, salvo el perredismo que apoya a López Obrador, la clase política, con los priistas por delante, se van de vacaciones. La gobernabilidad, el establecimiento del orden puede esperar, la ciudadanía es paciente y, además, siempre está adormilada.

Mientras tanto, IFE está a punto de concluir el cómputo total de los 300 distritos electorales del país. Enrique Peña Nieto tiene el 38.21 por ciento de los votos.  De esta manera, obtuvo un total de 19 millones 218 mil votos. .

A su vez, Andrés Manuel López Obrador, candidato de las izquierdas, consiguió el segundo lugar con 31.59 por ciento de los sufragios, 15 millones 889 mil 129 votos.  La candidata del PAN, Josefina Vázquez Mota, finalizó en tercer lugar con 25.41 por ciento, que equivale a 12 millones 780 mil 741 votos.  Gabriel Quadri de la Torre, el candidato de Nueva Alianza, consiguió el 2.29 por ciento, un millón 149 mil 790 votos.  Un millón 240 mil 669 votos, el 2.47 por ciento del total de la votación para presidente fueron nulos. El 0.04 por ciento votó por candidatos no registrados.

El presidente Calderón, empezó ya a despedirse y dijo que “aún con todo lo que nos tocó vivir,  una especie de maldición china, es decir, tiempos difíciles que incluyeron la bestialidad del crimen organizado, la recesión, la influenza, entre otras adversidades, les pido que vean por favor los resultados”.  Dijo tener la conciencia tranquila y agradeció a Dios y a su “patria” por tener la oportunidad de servir al país.

Pronosticó que México va a ser más seguro, más fuerte, más competitivo, más próspero, más justo, más limpio, más libre, más democrático, gracias a lo que se logró durante este sexenio.

“Yo sólo espero que el día de mañana -continuó- con todo el esfuerzo que hemos hecho, lo digo en plural, será como lo soñamos: porque México va a ser más seguro, más fuerte, más competitivo, más próspero, más justo, más limpio, más libre, más democrático…”. O sea, hizo la tarea.

¿Y el priismo, apá? No hay que gritar, vayan a despertarse.

 

QMex/am

 

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