LA COSTUMBRE DEL PODER: Impugnación y recuento

06 de julio de 2012
 , 
0:30
Gregorio Ortega

En el último instante AMLO logró desestabilizar su estado de ánimo, su paciencia y su capacidad de resistencia a las agresiones políticas sin fundamento que las justifique. Son, las actitudes del pejismo y grupos afines, la reacción a un sueño fallido, al fracaso de que no se les respondiera como ellos soñaron, pues como en la propaganda del melate, “ya se habían visto despachando en Los Pinos”, con la República itinerante, como lo hiciera Benito Juárez para rescatarla de la extrema derecha y del Emperador Maximiliano. Habían decidido sustituir el carruaje por un Tsuru, el papel de los archivos de gobierno, por un disco duro.

La impugnación no prosperará, porque legalmente no es comprobable la compra de votos; la infundada sospecha de alteración de las actas electorales se diluirá como agua de borrajas en cuanto el recuento se dé por concluido. Los otros argumentos para pedir la suspensión de las elecciones, sólo existen en la imaginación de quien sabe que no tiene estatura para ganar una elección presidencial, si no es con trampas y presiones.

Es posible que ante la negativa del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, de plegarse a su capricho y a las presiones de sus rémoras, decida tomar las calles, lo que sería una vergüenza y una lástima, pues si en 2006 fue la segunda fuerza electoral y la desaprovechó en el Congreso, hoy pudo convertirse en la fracción parlamentaria bisagra para construir acuerdos, sumar reconocimientos de la sociedad y acrecentar su caudal político, pero no saben cómo hacerlo. No saben ganar.

Argumentarán, de nueva cuenta, que el PAN y el PRI son lo mismo, pero frente a la negativa de sumarse a la reconstrucción de México y a la reconciliación nacional, asumieron la actitud que defendieron, en los peores momentos de la historia, los grupos clericales y los afines a Antonio López de Santa Anna, para confrontar, dividir, facilitar el mangoneo de Estados Unidos y los poderes fácticos en la sociedad y en la economía de México. Persiste AMLO en desacreditar la elección y con ella al país, como si los gobiernos que fueron informados por sus representantes y observadores electorales estuvieran ciegos, permanecieran equivocados.

Es una lástima que esa izquierda cuyo paradigma de operador político es René Bejarano, cuyo ejemplo de ideólogo es Gerardo Fernández Noroña, y cuya actividad consiste en alebrestar a los mexicanos y prometerles que con una asonada, en una impugnación, en un recuento, la legalidad estará con ellos para darles lo que creen que les pertenece.

AMLO estaba obligado a impugnar, es un agitador profesional, de otra manera los recursos económicos de origen dudoso que recibe a través de sus organizaciones, dejarán de fluir. Gastó entre 2006 y 2012 mil millones de pesos sin origen ni destino.

 

QMex/gom

Te podria interesar