Ráfaga/Jorge Herrera Valenzuela
Con lo anterior, de ninguna manera me desdigo respecto a que la izquierda equivocó la estrategia para esta elección presidencial. Más cuando uno de los equipos participantes empezó el juego fuera del tiempo reglamentario aunque en la cancha de juego, en tanto que los equipos de la derecha y de la izquierda ideológica, también tuvieron su activismo pero en otros espacios.
La derecha tuvo siempre a su disposición, la propia esfera del Ejecutivo desde donde ejecutó planes sociales, que al final no le alcanzaron ni para que el voto presidencial le favoreciera, ni para tapar el cementerio nacional en el que se convirtió el espacio nacional.
La izquierda se mantuvo en el camino que le delineó López Obrador. Un perfil austero y recorrer todas las plazas del país antes del tiempo reglamentario para realizar la campaña presidencial. Entre otras cosas, a Andrés Manuel le pareció que ese activismo político era suficiente para despertar la conciencia nacional de que necesitamos un cambio radical y pacífico. Pero en muchos casos, fue más la necesidad –o falta de honestidad– de sus propios seguidores, que también le entraron a la venta de su voto.
Los priistas que ahora intentan moverse en un espacio ideológico no definido, sin lugar a dudas iniciaron el juego antes del silbatazo inicial. No les importó el no contar con oponentes individuales definidos, les bastó los patrocinadores y los espectadores que a querer o no, sabían que su candidato desde la gubernatura del Estado de México, trabajaba ya en sus aspiraciones a la Presidencia.
Los panistas desde el Ejecutivo, los partidos de izquierda con el activismo de López Obrador así como con las altas calificaciones incluso del extranjero al desempeño de la administración de Ebrard en el Distrito Federal, y los priistas desde el gobierno mexiquense; los tres trabajaron con mucha antelación su campaña presidencial de este 2012.
Claro que tampoco hay que dejar de lado los verdaderos amarres con el poder de todo tipo y la capacidad económica para convencer.
Y en este último punto, los ciudadanos no nos salvamos. ¿Por qué vender nuestro voto o afirmar que se hará la transacción cuando en realidad sólo aceptamos las “finezas” sin que en la realidad se haya correspondido al comprador?
Un juego dispar, capital político desaprovechado, uso del poder, confianza en exceso y más. Todo esto sería menor si se ofrecieran verdaderas oportunidades para educarnos e informarnos sin sezgos y nosotros las aprovecháramos.
Estas etapas del proceso democrático nacional, no son más que reflejo del comportamiento y correspondencia en el ejercicio administrativo sexenal entre gobiernos y gobernados.
Acta Divina…El priista Enrique Peña Nieto, virtual vencedor de las elecciones presidenciales, afirmó que las inconformidades al proceso electoral son parte natural del mismo.
QMex/cr