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MORELIA, Mich., 20 de marzo de 2014.- Las exportaciones nacionales de aguacate se han triplicado en los 10 últimos años, al pasar de las 212 mil 36 toneladas de 2004 a las casi 642 mil 840 que se enviaron al exterior el año pasado.
Ese vigoroso crecimiento deja muestra un mercado en plena expansión que parece ser más rentable que el interno, y que se disputan los productores. Pero los precios del aguacate revelan que los negocios más grandes no están tan lejos.
De acuerdo con los datos que proporciona el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM), los precios más altos se ubican en los mercados nacionales, cuyo abastecimiento, por otra parte, no requiere de las inversiones que impone el acceso a los mercados del exterior.
Al cierre de las operaciones de ayer en la Central de Abasto de la ciudad de Monterrey la fruta se cotizó al mayoreo en 30 pesos por kilo que, a la paridad de hoy, equivale a 2.26 dólares por tonelada, cuando en los mercados estadounidenses el kilo se vende en 1.65 dólares en promedio, 61 centavos de dólar u ocho pesos por debajo de lo que cuesta en Monterrey.
Monterrey, por otra parte, no es un caso aislado. En las principales plazas de la república –las centrales de abasto de la ciudad de México y de Guadalajara-, la fruta se cotiza en niveles de entre 24.4 pesos (1.84 dólares en el DF) y 27.40 (2.02 dólares en la capital de Jalisco).
Las razones que explican la diferencia en precios tiene que ver con cuestiones históricas, pues mientras en el exterior el aguacate termina siendo una deliciosa y novedosa botana, en México forma parte integral de la dieta nacional en prácticamente todos los estados de la república.
De acuerdo con las cifras que proporciona el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cada mexicano consume un mínimo de ocho kilos por año, aunque a veces, cuando los precios son propicios, se eleva a cerca de 10.
De hecho, las series estadísticas del instituto muestran que cada vez que se incrementan las exportaciones se desploma el consumo nacional, generando una demanda permanentemente cautiva, que se satisface ampliando la superficie destinada al cultivo de la fruta.