Feria del libro de Guadalajara
Por qué los mexicanos, cuando afrontamos un problema grave, lo queremos explicar, justificar y minimizar. No, no es tan grave. Al final nos irá bien.
Es absolutamente imposible ocultar que la economía nacional está grave riesgo. Bueno, los mexicanos están en vilo. La economía está en receso desde hace dos años cuando menos.
Es una nota obviamente negativa, pero es la nota, es lo que está ocurriendo.
Pero no lo aceptamos, nos defendemos, con un complejo de culpabilidad enfermizo: Ah, sí. El crecimiento del producto es insuficiente, pero nos recuperaremos en la segunda parte del año porque la economía de Estados Unidos va bien…
Y nada de esto es cierto.
Los estadounidenses nos llevan infinita delantera en esto del manejo de la información. Ellos informan a la ciudadanía de lo que está ocurriendo, sin calificativos, sin complejos de ninguna especie. Nunca se pertrechan en el miedo, en el pánico que sienten los mexicanos cuando las cosas no van nada bien.
Y no mienten. Los encargados de la política económica en el país del norte le dicen la verdad pura y llana a los consumidores, a los inversionistas, a todos los agentes económicos y al público en general.
Y en México, es un merequetengue de nunca acabar:
El señor Luis Videgaray acepta, al fin, después de tanto que se le insiste que lamentablemente no vamos bien, que la economía nacional está mal, pero insiste en que está recuperándose, cuando ya el Banco de México y el INEGI, y él mismo, ajustaron a la baja sus estimaciones del comportamiento del producto para todo, todo, el año; no nada más para el primer semestre.
Don Luis argumenta que a la economía mexicana, que por el momento no está en su mejor momento, le irá bien porque le está yendo bien a la economía de los Estados Unidos.
Y cuán lejos de la verdad está esa afirmación: Este jueves, en Washington, el Departamento estadounidense de Comercio informó a la población que, por primera vez en tres años, la economía estadunidense tuvo un saldo negativo, al reportar una caída de 1.0 por ciento durante el primer trimestre de 2014.
Entonces, cuál es la información de que disponen los economistas de la Secretaría de Hacienda de México para argumentar que a la economía estadounidense le está yendo bien y que, por ende, habrá recuperación del producto mexicano en el segundo semestre del año. Quién lo sabe.
En el desempeño de la economía de los Estados Unidos, en los primeros tres meses del año, la caída del producto interno bruto la explica el Departamento de Comercio por un consumo interno menor al reportado en un inicio, y por un mayor déficit comercial.
Qué curioso. Y aquí presumimos que el consumo interno se está comportando bien, De dónde. Sólo dese usted una vuelta por los carros del Metro, a cualquier hora, pico o tranquila, y podrá darse cuenta de que el consumo interno mexicano anda por los suelos. Millones de mexicanos andan en el filo de la navaja. Y los pequeños empresarios qué están consumiendo, sino no tienen dinero en efectivo.
Tenemos que aprender de los gringos, don Luis.
En su primera evaluación, el Departamento de Comercio anunció una expansión de apenitas 0.1 por ciento del PIB, el más bajo en los pasados dos años. Entre enero y marzo pasado las exportaciones estadunidenses cayeron en 6.0 por ciento, en contraste con el aumento de 9.5 por ciento durante el cuatro trimestre de 2013, mientras que las importaciones crecieron sólo en 0.7 por ciento en el mismo periodo.
La dependencia estadounidense agregó que las inversiones no residenciales cayeron 1.6 por ciento en el lapso enero-marzo de este año, a diferencia del aumento de 5.7 por ciento que éstas reportaron entre octubre y diciembre pasados.
¿Idiay, pues? Como dicen en mi terruño.
Ahora, las perspectivas son más sombrías. Ya estábamos casi al ras del piso de la gráfica. ¿Hasta dónde va a descender la curva? O sea, ¿la rece nos va a llevar a una nueva crisis económica?
Porque siempre pasa que, cuando los estadounidenses enferman de un catarrito, a los mexicanos les da pulmonía, o neumonía, como usted quiera. Y este padecimiento, si no se cura a tiempo, es mortal. Los estadounidenses aguantan el catarrito porque son la economía más poderosa del planeta. Pero, ¿los mexicanos?
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