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MÉXICO, DF., 10 de junio de 2014.- Durante la manifestación celebrada la tarde de este martes, por el 43 aniversario del «halconazo», cerca de un centenar de jóvenes encapuchados –auto denominados «anarquistas»–, realizaron una serie de actos vandálicos, durante el trayecto: pintaron distintos establecimientos comerciales, causaron destrozos en la estación del metrobús San Carlos, detonaron petardos en dos instalaciones del PRI, robaron un tienda de conveniencia y se liaron a golpes con reporteros.
Los manifestantes encapuchados, grupo que cerraba la marcha conmemorativa al 10 de junio de 1971, al arribar a las inmediaciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores, sobre avenida Juárez, comenzaron a realizar pintas en establecimientos comerciales. Se acercaron decenas de fotógrafos y camarógrafos a tomar imágenes, lo que provocó el enojo de los anarquistas, y se generó un conato de bronca entre ambos grupos.
Como resultado de este zafarrancho, dos fotógrafos sufrieron heridas leves. Marco Ugarte de la Agencia AP, fue golpeado en un pómulo con un martillo, y su cámara fue averiada. El fotógrafo independiente Néstor Negrete recibió varios golpes en la nariz y cara lo que provocó que lo auxiliaran paramédicos del grupo Marabunta. Los embozados arremetieron contra el fotógrafo de la Agencia Quadratín/México, Leonardo Casas, contra el equipo, mismo que quedó averiado.
A 43 años del suceso conocido como «halconazo» (represión de una manifestación estudiantil el 10 de junio de 1971 que terminó con la matanza y desaparición de jóvenes estudiantes) el reclamo de justicia sigue vigente y a él se sumaron numerosas voces de organizaciones sociales, estudiantiles y sindicales.
Jesús Martín del Campo, del Comité 68 -colectivo que encabezó la marcha- dijo al arribo del contingente a la plancha del zócalo capitalino que «México ha vuelto a ser territorio de impunidad pese a que, en contrasentido, la población avanza y sigue luchando por los derechos humanos y por las libertades más importantes. El gobierno federal está restaurando el clima de impunidad y de criminalización de las luchas del pueblo».
Al leer el pronunciamiento oficial, Simitrio Sarabia acusó que no sólo siguen sin castigo los culpables del «halconazo» sino que el Estado ha cometido a lo largo de estas cuatro décadas muchos crímenes más, como en Acteal, Aguas Blancas y Atenco, por mencionar algunos.
Todo ello porque el Estado «es el instrumento con que la clase explotadora ejerce su dictadura contra el proletariado y el pueblo mexicano y lo hace sirviendo a los intereses del imperio estadunidense». Miguel Márquez, del Sindicato Mexicano de Electricistas, señaló que ahora, como en tiempos del porfiriato, la libertad de expresión existe entre comillas.
«Hoy lo que debe trascender en el pensamiento de cada mexicano es que tenemos que unificarnos para tumbar a aquellos que se sienten dueños de nuestro país porque la riqueza de este país somos nosotros».
El mitin cerró con el discurso de Yakiri Rubio Aupart, joven que estuvo presa por haber asesinado al hombre que la agredió sexualmente.
«La lucha contra el machismo incrustrado en las más altas esferas del poder es mundial… El presidente del Teibunal Superior dw Justicia del DF, Edgar Elías Azar, nos ha mostrado que donde los hombres mandan nos jodimos las mujeres, escúchenlo expresarse de los derechos de las mujeres y entenderán lo que les digo».
Al filo de las 16 horas partieron dos contingentes -uno del metro Normal y otro del Casco de Santo Tomás- con destino al zócalo capitalino.
Con el Comité 68 al frente -Victor Guerra, Felix Hernández Gamundi, Jesús Martín del Campo, Leopoldo Ayala, Luis Tuñón, Moisés Hernández, Daniel Molina y Víctor Moreno, todos ellos presentes en la manifestación del 10 de junio de 1971- la marcha avanzó por avenida México-Tacuba con contingentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior y otras organizaciones sociales. Según cifras oficiales, 700 personas formaban el contingente inicial que partió del metro Normal, a los que se sumaron 150 personas que salieron de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN.
El contingente del Sindicato Mexicano de Electricistas se sumó a la marcha a la altura del metro San Cosme.
Al grito de «10 de junio no se olvida, es de lucha combativa!», los manifestantes demandaron libertad para los presos de San Bartolo Ameyalco, castigo a los culpables de las desapariciones forzadas, justicia para los pobladores de San Salvador Atenco y se solidarizaron con la lucha de los normalistas rurales, el SME y la CNTE.
También denunciaron que las reformas energética, educativa y en telecomunicaciones estàn dictadas por organismos internacionales para «subyugar a los países en vías de desarrollo». Alrededor de las 17:40 la marcha arribó al zócalo, donde se realizó el mitin. Al término de éste, las organizaciones participantes en la marcha se deslindaron de las agresiones a los periodistas realizadas por un grupo de encapuchados.