
Representan inmigrantes 2 bdd en EU, defiende Colefom
MÉXICO, DF., 12 de junio de 2014.- Corría apenas el minuto dos de la intervención del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, cuando un grupo de entre 15 a 20 jóvenes, no sólo lo interrumpieron abruptamente con gritos y consignas, sino que además aventaron una botella con agua al estrado, donde se encontraban la Ombudsman capitalina, Perla Gallardo, la diputada local Dinorah Pizano, y el Magistrado Edgar Elías Azar, entre otros.
Los discursos relacionados al Informe de Actividades 2013, de la Comisión de Derechos Humanos local, habían transcurrido con normalidad. Los oradores que precedieron a Mancera usaron el micrófono tal como estaba programado. En tanto que el grupo de jóvenes inconformes se sentaron del lado izquierdo del Salón Digna Ochoa y se mantuvieron tranquilos hasta que tocó el uso de la palabra el Jefe de Gobierno capitalino.
Fue en ese momento cuando con pancartas de distintos colores y consignas, se levantaron súbitamente de sus asientos, y lo interrumpieron con gritos y consignas como, “Aquí está la sociedad civil”, “fascista de mierda”, “fuera la policía”, “libertad para Mario González” y “presos políticos libertad”.
Miguel Ángel Mancera, desprevenido, soltó una o dos frases, inentendibles, y después guardó silencio y se concretó a observar la siguiente escena: una de las jóvenes inconformes, blusa blanca, pelo negro, tras apartarse de su grupo, subió al estrado pancarta en mano. Él le hizo una seña con la mano, para que hiciera uso del micrófono, pero la chica, Gisela Pérez de Acha –activista, una de las fundadoras del grupo Femen-Mex y de Somos 132, ex colaboradora del programa de Televisa Sin Filtro y columnista del portal Sin embargo– se negó a usarlo.
La seguridad de Mancera actuó de inmediato, rodeó a su jefe y lo encamino hacia una salida lateral trasera. El procurador de Justicia del DF, Rodolfo Ríos Garza, y el secretario de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez Almeida, ambos bajo el estrado, siguieron los pasos de Mancera, no sin antes mirar de fijamente, por unos instantes, a la joven.
Horas después del incidente, fuentes cercanas al Gobierno del DF informaron a medios de comunicación que la joven que irrumpió en el estrado se llama Nuria Roxana Ramírez, novia de Mario González, joven aprehendido tras los hechos violentos registrados en la marcha del 2 de octubre, de 2013.
El Informe de la Comisión de Derechos Humanos había fue reventado. Los funcionarios escaparon por la puerta trasera. El salón Digna Ochoa era un caos, consignas por aquí, consignas más allá, y finalmente la Ombudsman Perla Gallardo, en un intento por controlar la situación, ofreció un diálogo con los inconformes. “Si gustan ustedes dar una declaración, pasen aquí”, repetía, y señalaba el micrófono. Sin embargo, ninguno de los muchachos hizo caso, todos gritaban en ese momento “presos políticos, li-be-rtad”. Fue la única que dio la cara.
Al otro lado del salón, otro integrante de los inconformes soltaba frases y consignas frente a medios de comunicación. “El Gobierno del Distrito Federal no ha cumplido”. “No se desistió frente a los procesos de 14 compañeros detenidos el 1º de diciembre, a pesar de que se demostró que eran completamente inocentes”. “No nos vamos a callar, aunque nos cueste la cárcel. Tenemos derecho a la protesta”. “Vienen aquí a un recinto donde se deben respetar los derechos humanos, y son los principales violadores”.