Ejecutan 3 órdenes de aprehensión por caso de Diana Sánchez Barrios
MÉXICO, DF, 25 de junio de 2014.- En la ciudad de México, diariamente se producen 22 millones de desplazamientos vehiculares, de modo que los embotellamientos, el timbre agresivo de los cláxones, las peleas verbales entre conductores y el manto gris que envuelve la urbe configuran la fotografía de una de las tres ciudades más pobladas del planeta -alrededor de 20 millones de habitantes en la conurbación- y también una de las más contaminadas del mundo desde los años ochenta, destaca el periódico español El País en su edición de este miércoles.
Aunque a menudo se le reste importancia, la mala calidad del aire llega a ser letal, destaca el diario ibérico y ofrece en calidad de prueba cifras dramáticas de la Organización Mundial de la Salud: tan solo en el año 2008 14 mil 734 personas murieron de forma prematura por enfermedades asociadas a la contaminación del aire en todo México.
La Secretaría de Medio Ambiente capitalina señala en su último informe que entre el 1 de enero y el 29 de agosto de 2013, el 43 por ciento de los días —lo que suma casi cuatro meses completos—, los niveles de ozono excedieron los límites establecidos por las autoridades. Además de este gas, las concentraciones de partículas en suspensión PM2.5 y PM10, relacionadas con el tráfico y la industria, superan en similares proporciones los límites recomendables fijados por las organizaciones internacionales.
El problema no es exclusivo del DF -el último estudio de la OMS presentado en mayo alerta de que casi el 90 por ciento de las urbes incumple los estándares de calidad del aire- , pero desde hace tiempo, las autoridades mexicanas trabajan en la actualización de las leyes que regulan los niveles de concentración máxima permisibles para los contaminantes atmosféricos.
Así, en los próximos meses entrará en vigor la nueva norma propuesta por la Secretaría de Salud Federal sobre partículas, que establece una revisión a la baja de los índices permitidos, con la intención de alcanzar los estándares internacionales recomendados de manera gradual en un plazo de tres años.
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