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MÉXICO, DF., 3 de julio de 2014.- Para ofrecer atención psicológica a personas con depresión leve o moderada, trastornos de ansiedad, duelo y violencia doméstica, Georgina Cárdenas López, profesora de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, recurrió al Internet.
“En vez de ir a terapia lejos de la casa, la escuela o el trabajo, e invertir tiempo y dinero en el traslado, hemos innovado con un servicio de ciberterapia a distancia, en la que el terapeuta y el paciente acuerdan una cita en línea, en donde se ofrece, previo pago, atención profesional directa y confidencial”, destacó la fundadora y responsable del Laboratorio de Enseñanza Virtual y Ciberpsicología de la Facultad de Psicología.
El servicio también es útil para quienes viven en el campo o en regiones del país donde no abunda el servicio psicológico profesional.
“Desde 2005 brindamos atención psicológica a distancia y gradualmente hemos ampliado el servicio. Por ejemplo, tenemos uno especializado en la prevención de adicciones y otro para atender a víctimas de secuestro o robo con violencia”, precisó la doctora en psicología de la salud, con 40 años de docencia en la UNAM.
A falta de la tradicional cita presencial entre psicólogo y paciente, la ciberterapia ofrece una videoconferencia, en donde ambos pueden verse en la pantalla de la computadora y completar su conversación con textos o audio.
“En este tipo de terapia existen diferentes formas de comunicación, es novedosa y de adaptación rápida; aquí se toman en cuenta los gestos y la conducta corporal del paciente”, precisó.
En este servicio participan estudiantes de licenciatura y psicólogos clínicos, que actualmente cursan su doctorado en esa disciplina y están especialmente capacitados para dar terapia en línea.
La primera sesión es por videoconferencia, ayuda a presentarse y a confirmar quiénes son las personas. En las citas siguientes el paciente puede optar por mantener esa vía, o inclinarse por el texto o el audio, como llamada telefónica.
“Mucha gente pide la videoconferencia, que es lo más cercano a la cita presencial, y pronto utilizaremos un sistema de reconocimiento facial de emociones, que hemos desarrollado con un estudiante de doctorado”, detalló.
Con este método, la psicóloga ha atendido a migrantes mexicanos en Estados Unidos, ubicados en Yuma, Arizona.
“Algunos no saben leer ni escribir, pero tuvieron la asistencia de facilitadores del grupo Campesinos sin Fronteras, quienes les encendieron la computadora para que pudieran conversar por videoconferencia con los terapeutas. Fue una experiencia buena, con resultados efectivos que darán sustento empírico a los protocolos de tratamiento del siglo XXI”, finalizó.