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MÉXICO, DF, 11 de julio de 2014.- La fuga de los siete reclusos de la Penitenciaría de Santa Martha provocó que al menos seis jueces penales estén, ahora, bajo investigación por este caso.
La autenticidad de las firmas de los magistrados será investigada por la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, con el objetivo de deslindar responsabilidades.
Para este tipo de trabajo se verificará con tecnología de punta para obtener la autenticidad de las signaturas, así como a la documentación original, membretada y foliada. Esta papelería, según personal consultado de las subdirecciones jurídicas de los reclusorios, está bajo resguardo de los jueces.
El presidente del Tribunal Superior de Justicia, Édgar Elías Azar, y el Procurador capitalino Rodolfo Ríos reconocieron que en los documentos aparece la firma de los jueces.
«La papelería sí es original. Es decir: la tuvieron que haber obtenido en algún juzgado. Las firmas (hay que) verificar si son auténticas», dijo el miércoles el Procurador.
El mes de marzo, la Subsecretaría del Sistema Penitenciario detectó que siete presos, entre ellos homicidas, secuestradores y ladrones, obtuvieron su libertad con documentación alterada por una red de funcionarios corruptos. Los expedientes de esos internos se encontraban en los juzgados penales 2, 17, 19, 25, 49 y 60.
Para poner en libertad a un reo se necesita la papelería oficial, membretada y foliada, con la que se elaboran boletas de libertad o los oficios de compurgamiento de penas, es decir que ya no existan cargos y la persona pueda gozar de su salida de un penal.
Esta documentación está bajo resguardo de los jueces penales y sus secretarios de acuerdos A y B de cada juzgado. Sin embargo, el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF), Edgar Elías Azar, dijo que es fácil tener acceso a la papelería.
«Con cuatro recapturados no tengo duda que va a ser relativamente fácil saber quién dentro del Tribunal les sacó, no la papelería, que eso no me preocupa porque la papelería es muy fácil tener acceso, sino quién redactó las sentencias, porque quien las redactó sabe hacerlo».