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MÉXICO, DF., 18 de julio de 2014.- «Y cuando México despertó… el dinosaurio todavía estaba ahí». Ese fue el mensaje que el PRD emitió desde la marquesina del Senado, al más puro estilo del escritor guatemalteco Augusto ‘Tito’ Monterroso.
Los senadores de la bancada perredista se reunieron debajo del asta bandera para develar lo que parecía el epitafio de una batalla perdidida antes de comenzar.
“El mensaje es simplemente una premonición de lo que va a pasar cuando sean aprobadas las leyes secundarias”, afirmaba con un dejo de resignación el senador Zoé Robledo antes de dar la instrucción para arrancar el acto simbólico.
Las uniformes persianas negras y el disonante juego de cortinas estilo Luis XV de la senadora Iris Vianey se iban recorriendo lentamente desde las oficinas perredistas, para descubrir la peculiar inscripción coronada por un tiranosaurio cargando sobre el lomo el jugoso botín de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, metáfora de un régimen jurásico que se resiste a la extinción.
La alusión al regreso del PRI al poder, más que un lugar común, parecía un homenaje involuntario a la célebre película de Steven Spielberg, ese clásico de la ciencia ficción sobre las amargas consecuencias que puede traer consigo la arrogancia del hombre jugando a ser Dios, tal como describe puntualmente la novela de Michael Crichton. El pasado nunca estuvo tan vigente.
Las múltiples referencias a la obra del expresidente Lázaro Cárdenas durante la discusión de la reforma energética en el día previo, parecía confirmar la hipótesis. Mientras los senadores del PRD sacaban sus máscaras de cartón con el rostro del general, el PRI trataba de justificar la privatización de la industria petrolera con un fotomontaje donde aparecían juntos el presidente Enrique Peña Nieto y Lázaro Cárdenas, en respuesta a los perredistas. El absurdo de utilizar la historia a conveniencia. Las vueltas de la historia convertida en rehén de la partidocracia.
El elocuente dramatismo que algunos senadores le imprimían a sus discursos durante el debate en tribuna, contrastaba con la tranquilidad que se percibía en las calles. El cerco policiaco en la periferia del Senado se había flexibilizado desde temprano. Los policías lucían relajados ante la falta de manifestantes. Las esperadas protestas brillaron por su ausencia. Ni los campesinos ni los electricistas llegaron puntuales a la cita.
Desde el mezanin instalado en el segundo piso del Senado, los legisladores del PRD sabían que había poco por hacer cuando se reiniciara la discusión por la reforma energética. Apenas fijar una postura y esperar con paciencia el momento de presentar las firmas necesarias para convocar a una consulta popular para que el 60% de los mexicanos inconformes con la iniciativa, de acuerdo con las últimas encuestas de opinión, puedan revertir en 2015 aquello que sus representantes populares están por aprobar en las próximas horas. Ironías de la democracia.
“Prácticamente ya se tienen el número de firmas que es el primer requisito para tener el 2% de la lista nominal, que son alrededor de un millón quinientas mil firmas”, comentaba el coordinador de los senadores del PRD, Miguel Barbosa.
“Recuerden que en el Senado ya tenemos en depósito de la Mesa Directiva más de un millón 700 mil firmas de la recolección que iniciaron senadores de la República. Hoy está en proceso la recolección de firmas de la solicitud que hicieron diputados del PRD en la Cámara de Diputados y ya van muy adelantados, han anunciado la entrega de casi 500 mil firmas y habrá las necesarias para saldar el primer requisito de una consulta popular”, recitaba.
Los perredistas sabían que hay poco por hacer desde el Congreso, más allá de exponer sus argumentos antes de que la mayoría del PRI y PAN terminen de consumar la inminente reforma energética. La batalla puede estar perdida, pero no la guerra. Al menos eso piensan los legisladores del sol azteca.
“El número de firmas lo tenemos sobradamente resuelto. El Instituto Nacional Electoral, que tiene que revisar la veracidad de las firmas no tendrá ningún problema en ello, con más de cuatro millones de firmas. Después viene el requisito de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que determina la constitucionalidad de la consulta y califica la pregunta. En ese espacio es donde yo conservo aún algunas dudas, porque la Corte ha mostrado ser susceptible a las presiones políticas, y ahora también económicas. Conservo mis dudas”, desconfiaba el senador Luis Sánchez.
Velar las armas y aguantar el momento preciso del contrataque. A eso le apuestan los perredistas.
“Nosotros no hemos hecho convocatoria para asistir aquí a manifestaciones, consideramos que no es momento del desgaste de los compañeros militantes. Nosotros estamos dando la batalla. Pero justamente, para cuando se deba tomar la decisión en la Suprema Corte ahí estará la movilización, en el momento oportuno. Aquí no nos dan los votos. Ya hay una decisión, simplemente vienen a votar y ya. Es allá afuera donde vamos a dar esa batalla en su momento oportuno. Ahí habrá movilización de la sociedad”, agregó Sánchez.
La maratónica discusión en el Senado continuaba su curso con las posiciones encontradas de los distintos partidos políticos. El México despierto que advertía el PRD en su profecía desde los ventanales del Senado, parecía no haber llegado. El país parecía todavía adormilado, lagañoso. Quizá cuando despierte sea muy tarde… y el dinosaurio haya escapado con el botín.