
Teléfono rojo
Liberación IV
Adenda
Alberto, disconforme incorregible, continúa en la búsqueda de un santo que sea de su devoción, pero que:
No solape a los pederastas,
No se alíe con los del Norte ni con Israel,
No ignore a los pobres,
No lo deslumbren los reflectores,
No se asocie con banqueros y políticos corruptos,
No soslaye la explotación y manipulación de los indígenas,
No tome en cuenta la diversidad sexual,
No desoiga los asesinatos de sacerdotes de la Teología de la Liberación,
Escuche a los millones de indignados del Mundo,
Condene las violaciones y muerte de monjas en América Latina,
Sea incorruptible.
Alberto analiza entre los hombres buenos que pudieran acceder a la canonización con todo y esos pecadillos, y concluye que entre todos los humanos el único e inconmensurablemente merecedor del altar es:
San Compadre, el santo pensador, humanista y enamorado.
Seguir a Jesucristo librando al ser humano de la pobreza,
no en dirección de la riqueza, sino de la justicia social:
Teología de la Liberación