Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
MÉXICO D.F, 18 de agosto del 2014.- El Panteón de San Fernando, enclavado en plena colonia Guerrero, actualmente opera como museo, pues en él se encuentran los restos de personalidades de la historia del país durante el siglo XIX como Don Benito Juárez, el coronel Santiago Xicoténcatl, el coronel Tomás Mejía.
Por el tipo de personas que allí yacen y el tipo de arquitectura que resguarda, el recinto es un lugar emblemático para la ciudad de México. Sin embargo, aún poca gente sabe de su existencia por falta de difusión y, quienes lo conocen, prefieren no acudir pues se encuentra en medio de una zona riesgosa, como es la colonia Guerrero.
Además, en la plaza que la circunda, hay basura, gente en condición de calle, prostitución y otros muchos problemas.
«La administración de la plaza exterior corresponde a la delegación Cuauhtémoc», indica la directora del Museo, Virginia Ortega.
«Estamos en plena colonia Guerrero y, aunque no toda la gente es conflictiva, es una colonia muy rica en historia y este año cumple 140 años, desgraciadamente se ha dejado en el olvido y en el descuido. Afuera del Museo tenemos gente en situación de calle, prostitución, narcomenudeo, trata de personas… y es evidente que esto lleva años y nadie ni nada lo ha podido erradicar, continúa la funcionaria.
Sin embargo la solución a esta problemática sale de las manos de la administración del recinto: «Se ha platicado con la delegación, con asociaciones de vecinos, todos los miércoles me reúno con gente de Seguridad Pública, con la Dirección Territorial de la colonia y no pasa nada. Es sumamente complicado».
La solución del problema en palabras de la Lic. Ortega requiere de un trabajo conjunto con varias instancias del Gobierno capitalino y deberían enfocarse en mejorar la calidad de vida de esta gente: «son problemas muy complejos y muy arraigados de esta zona, pero tampoco imposibles de resolver. Yo he pedido que se atienda ese asunto y entiendo que no pueden llegar y desaparecerlos a todos. Porque si se van de aquí, se van tres calles atrás, a otra plaza».
Además la entrevistada afirma que es una situación que sale de las manos de la policía del DF porque es gente que en términos de derechos humanos es considerada vulnerable y no se trata de castigarlos o retirarlos violentamente.
La situación, sin embargo, afecta directamente la imagen del recinto, ya que además sus inmediaciones están llenas de basura y desechos humanos. Sin embargo, en este deterioro también participan quienes habitan en las inmediaciones.
«Los vecinos tiran basura porque les da flojera llevarla al camión. Luego si uno empieza, se acumula aquí en la plaza porque los siguen otros. También hemos visto cómo señores con traje pasan y si les anda del baño, aquí también hacen sus necesidades», lamenta Ortega.
Otro problema que sufre el Museo es el deterioro de las tumbas, debido al paso del tiempo y a las inclemencias del tiempo. Esto empeora porque los recursos que reciben por parte de la Secretaría de Cultura del DF no son suficientes.
«Requieren de un programa de mantenimiento y conservación. Cada año nos llegan recursos de la ciudad de México, pero son muy limitados. Hace mucho tiempo que no se le mete mano a las tumbas y creo que el Instituto Nacional de Antropología e Historia debería intervenir porque además el Panteón tiene doble declaratoria de Monumento Nacional por parte de ellos», continúa la directora del recinto.
Finalmente, la falta de difusión provoca que la gente desconozca de la existencia del Museo por lo que apenas reportan una afluencia mensual de visitantes que oscila entre 7 mil y nueve mil personas, según explica su directora:
«Ceremonias como la de los aniversarios de Benito Juárez (natalicio o deceso) son casi exclusivas para la familia Juárez , para los masones y para algunos medios. Por eso nosotros somos quienes difundimos el lugar en redes sociales o a través de la difusión que nos da la Secretaría de Cultura y de algunos medios que se interesan en nosotros».
Por ello, para buscar una solución más estable a estas problemáticas, Virginia Ortega ha planteado al Gobierno de la Ciudad, y sobre todo a los vecinos de la zona para que: «además de turistas extranjeros y nacionales, nos interesa que el espacio lo visite la gente de la colonia Guerrero. Queremos que el Museo se convierta en el centro de convivencia de la zona para que ellos mismos sean quienes cuiden y difundan su acervo».