Transparencia, el reto de la transición al Inegi y la reforma necesaria
México DF a 23 de Agosto, de 2014.- Es probable que la noticia que diera la vuelta al mundo sobre el indeterminado número de infantes centroamericanos no acompañados, que desbordaron durante meses, distintos centros migratorios estadounidenses, generara que el Presidente de México, Enrique Peña Nieto, pusiera especial atención, por primera vez, a la frontera sur del territorio mexicano, considerada ésta, pase obligado y directo de flujos migratorios que intentan llegar hacia Estados Unidos, a través de nuestro país, asegura a Quadratín México el doctor en Ciencias Políticas por el Tec de Monterrey, Gustavo López Montiel.
Fue así como el 8 de julio pasado, Enrique Peña echó a andar el Programa Frontera Sur, que, de acuerdo a lo expuesto, tiene como objetivos fundamentales. “Proteger y salvaguardar los derechos humanos de los migrantes que ingresan y transitan por México. Y ordenar los cruces internacionales para incrementar el desarrollo y seguridad de la región”, afirma.
Pero contrario a los objetivos descritos por el Gobierno, son las organizaciones civiles de apoyo a migrantes, principalmente, las que han cuestionado dicho programa, del cual, consideran, intenta reducir -o incluso obstruir- de forma drástica el ingreso de migrantes extranjeros. E incluso han llegado a considerar que dicho plan tiene por objeto militarizar la frontera entre Chiapas y Guatemala.
Ante este panorama, Quadratin México, conversó con el doctor en Ciencias Políticas, Gustavo López Montiel, catedrático del área de Estudios Jurídicos y Sociales del Tecnológico de Monterrey, quien consideró que más allá de que el programa Frontera Sur, es impreciso en varios de sus apartados, y carece de conocimiento sobre las diversas rutas migratorias existentes, admite que es un buen inicio el que ha dado el Gobierno Federal para comprender mejor el complejo tema de la migración.
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Más allá de las carencias que pudiera llegar a tener este programa, refirió el doctor López Montiel, “hay algo que sí se le debe de reconocer al Gobierno Federal: por primera vez tiene un plan específico” para esa región, explicó.
El que reconozca públicamente los flujos de migración que vienen diariamente de la región centro y sur del continente Americano, “en otro momento no se habían reconocido ciertamente, y creo que éste puede ser un primer aspecto que resulta relevante”.
Sin embargo, prosigue, más allá del optimismo que este primer paso del Gobierno Federal dio, el documento carece de información importante, como las nuevas modalidades para capacitar a los agentes del Instituto Nacional de Migración, cuando este sector ha sido cuestionado por los innumerables casos de ilegalidades registrados en su contra.
“No nos han dicho de qué forma van a capacitar ahora a los agentes de Migración para evitar abusos a derechos humanos. No nos han dicho los cambios que harán dentro de las estaciones migratorias sobre todo en la forma en cómo tratarán de ahora en adelante a los migrantes. Igualmente no está contenido dentro del documento, un conjunto de condiciones de apoyo legal a los migrantes“.
Aunado a lo anterior, expuso, existe una palpante desconfianza entre distintos sectores sociales, de organizaciones civiles de apoyo a mujeres y hombres migrantes, y “me parece que esta desconfianza tiene que ver que con que la policía ahora los cuide o va a proteger ciertas rutas de migrantes dado que saben que los actores más relevantes en la extorsión, o en los malos manejos de migrantes es la propia policía”.
Otro de los aspectos fundamentales que considera el catedrático de Estudios Jurídicos y Sociales del Tec. de Monterrey, Gustavo López, es que deben de establecerse dentro de este programa de orden migratorio algún tipo de control en esa frontera de por sí tan porosa, sobre quiénes entran diariamente a nuestro territorio.
“En México no sabemos por ejemplo, quién entra a nuestro territorio. Es decir, sabemos que entran centroamericanos, pero no sabemos si entran iraquies, o palestinos, o de cualquier otra nacionalidad, por ejemplo. Hay una falta de control. Entonces, sabiendo quién entra, se les podría brindar servicios al en tránsito y entonces este tipo de programas como el lanzado por el Gobierno Federal tendría más sentido”.
De acuerdo al Gobierno Federal, entre los ejes centrales del Programa Frontera Sur, se destaca el de la entrega de una tarjeta denominada Trabajador Fronterizo. Por el momento, sólo podrá otorgarse a personas de nacionalidad guatemalteca y beliceña, quienes podrán estar hasta 72 horas en territorio mexicano, por cada cruce que hagan. Y podrán trabajar en los estados sureños de Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo.
A este respecto el doctor en Ciencia Política expone que lo más probable con esto es que se intentará hacer una especie de “réplica de lo que pasa un poco en el norte, específicamente entre Estados Unidos y México”, pero al final del día, considera el especialista, éstos intentos “son como paliativos”.
Y reitera: «a final de cuentas, son como paliativos. En realidad los flujos migratorios no se quedan tres días, los flujos migratorios se mueven. Estos permisos tienen que ver con el movimiento del sur, no necesariamente con el flujo de migrantes. Aunque asumen que los migrantes hacen uso de eso, obviamente los migrantes no se quedan y además los migrantes no piden un pase”.
Consideró que el Gobierno Federal debe comprender en cuanto a los flujos migratorios existentes en México, es que la ruta que sale de Chiapas a través del tren de carga, conocido como La Bestia, no es el único camino migratorio. “Puede ser la ruta más conflictiva, pero hay otros espacios de migración que se dan hacia el norte” y que al parecer no los tienen muy identificados.
“No sólo se trata de La Bestia, por ejemplo. La Bestia es el tema más fácil y más básico, más mediático, pero en el camino del sur hacia el norte hay muchos que se van hacia Veracruz. Hay muchos que cruzan por Oaxaca. Lo que quiero decir es que hay muchos migrantes que no se suben a La Bestia; hay muchos que se van hacia la costa, hacia Guerrero.”
Incluso, prosigue “hay otros que no entran por el sur, sino que entran por la parte del Golfo de México, por Veracruz y desde Veracruz suben hacia el norte.”
Y recuerda: «la migración se mueve en función de la posibilidad del camino. Y entonces eso implica el que los caminos sean accesibles, pero también el que sepan en dónde está la policía, dónde están aquellos que lucran con la migración, la gente que los lleva del sur hacia el norte. Dónde están los caminos que les pueden ofrecer albergues o alimentos.”