Contexto
Locura, vejez y errores
La violencia y el olvido gestan locura. En México, el 28% de los mexicanos en algún momento de su vida padeció alguno de los 23 trastornos mentales reconocidos por la Organización Mundial de la Salud.
Así, mientras la depresión y ansiedad predomina entre la población de 30 a 45 años de edad, la bipolaridad resulta más frecuente de los 46 a 64 años y de los 65 en adelante, el Alzheimer.
Uno de cada diez mexicanos padecen una enfermedad mental, pero la cifra se duplica en los estados del norte del país, Jalisco, Michoacán, Estado de México y Distrito Federal, entidades donde se concentran más crímenes de alto impacto social. Aunque tales enfermedades aún no se consideran “graves” comienza a alarmar el aumento de la demencia entre adultos mayores.
Solamente el Alzheimer afecta al 20% de la población mayor de 65 años de edad y es la principal causa de discapacidad en este grupo poblacional. Actualmente, las demencias más comunes en México son el Azheimer con 65% de los casos, vascular con 10%, mixta con 10%, cuerpos de lewi con 9%, por alcohol 3%, enfermedad metabólica 1.2%, Parkinson 0.8%, traumatismo 0.6% e infección 0.4%.
Aunque los especialistas atribuyen esta enfermedad a diferentes causas, destaca un factor: el sentido de vejez e inutilidad. No en vano, las personas que carecen de un sentido de vida definido, a quienes se les trata como estorbo o que son desechadas por sus familias, son quienes más desarrollan Alzheimer. De cada 10 casos, siete tienen tal característica.
Asi, es inevitable no asociar la enfermedad mental a percepciones erróneas y olvidos de nuestra sociedad, donde prevalece la idea de que una persona vale en función de su aporte material. El cese de vida laboral implica un fin utilitario. Se olvidan así contribuciones importantes como la transmisión de valores, cohesión familiar, experiencia e incluso la fantasía en aras de metas tangibles, inmediatas y efímeras.
No en vano, la demencia se arraiga más en sociedades altamente competitivas, llenas de estrés, violencia y falta de respeto, en las que no se valora a los otros, ni su personalidad e ideas. En la medida que se avasalla a los demás y desvaloriza su capacidad, se desecha lo viejo y se olvida el valor de la experiencia, se confina a gente sabia a la cárcel de manera cruel e inhumana.
La demencia produce temor en las personas cercanas a la víctima, incluso más que enfermedades infecciosas o que presentan peligro de contagio. A quien tiene una enfermedad mental se le aparta, olvida y maltrata. Se le confina en sitios “seguros” sin que se le ofrezca una vida digna.
Nuestra ignorancia y miedo “etiqueta” a los enfermos: Al paciente con esquizofrenia u otros padecimientos psicóticos se le ve como agresivo y peligroso, débil e irresponsable y deprimido, vicioso u obstinado a quien tiene trastornos adictivos… La población tiende a considerar como deplorables estas conductas, debido a la incomprensión y desinformación de la sociedad respecto a estos padecimientos.
En general, a los hombres se les estigmatiza más que a las mujeres y entre estratos sociales más bajos hay mayores posibilidades de que el enfermo sea excluido de la comunidad, pero vale recordar que en México, cuatro de las 10 enfermedades más discapacitantes son neuropsiquiátricas: esquizofrenia, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo y dependencia al alcohol.
Sí, huímos de la locura y estamos inmersos en conductas e ideas que nos conducen a los padecimientos mentales más frecuentes en México como ansiedad (14.3%), uso de sustancias (9.2%) y trastornos afectivos (9.1%).
Es momento de hacer una pausa. Es hora de restablecer valores como el respeto y la gratitud a nuestros “viejos”.