Cóndores de la SSC atiende a joven con traumatismo craneal
MÉXICO, DF., 24 de julio de 2014.- El día que se ahogó una muchacha frente a su chinampa, hace casi 60 años, don Julián Santana, no imaginó que iba a pasar el resto de su vida rodeado de un espectro. Y es que desde esa ocasión, el espíritu de la chica lo acompañaría para siempre.
La chica se había metido a nadar con dos amigas, pero algo la jaló hasta el fondo del estanque y aunque don Julián trató de auxiliarla, nada pudo evitar que se ahogara.
Cuando el alma de la chica inició sus apariciones, don Julián empezó a recoger a cuanta muñeca abandonada se encontraba en la basura para colocarla en las tres chozas de su chinampa, como un amuleto para «espantar al espíritu del espanto» de la infortunada dama.
Ahí mismo, en la llamada «Isla de las Muñecas» de Xochimilco, Anastasio Santana, sobrino de don Julián, narra que el señor encontró un raro encanto en vivir rodeado de muñecas rotas, sucias, semi completas, que para él se convirtieron en sus amigas. Convertido en ermitaño, don Julián pasaba días enteros cultivando hortalizas y flores en su chinampa y rodeado de sus «compañeras».
Un día de 2001, don Julián le comentó a su sobrino que «las sirenas del canal le estaban cantando», porque se lo querían llevar. El señor caminó hacia el agua, mientras su sobrino caminaba a la parte de atrás de la chinampa para darle de comer a las vacas.
De repente, Anastasio escuchó el cuerpo de su tío caer al agua y corrió en su ayuda. Era inútil: don Julián había muerto de un paro cardíaco, en el mismo lugar en donde aquella jovencita se había ahogado.
Anastasio conversa en el centro de la choza principal, rodeado de las decenas de muñecas que le dan al lugar un ambiente aterrador. Ahí, en un lugar central, adentro de una trajinera simulada está «La Moneca», la muñeca preferida de don Julián, a quien cientos de personas acuden a visitar en espera de recibir un favor, a cambio de dejar un escapulario, medalla u otro presente.
En Xochimilco, por las noches, mucha gente afirma que de lejos es posible ver a las muñecas cobrar vida y caminar en la chinampa alrededor de la figura de un anciano y de una bella jovencita.