Revira Fernández Noroña ante amago de Trump sobre aranceles
MÉXICO DF, 1 de septiembre de 2014.- Este lunes 1 de septiembre, en punto de las cinco de la tarde se concretó uno de los encuentros más tersos de los últimos ocho años entre el Gobierno Federal y el Congreso de la Unión: la entrega del Informe de Gobierno del Presidente de la República. Y es que desde el 2007, en medio del incesante «voto por voto, casilla por casilla», la izquierda mexicana impidió la entrada del Ejecutivo Federal.
Lejos quedó aquel escenario y es que esta tarde fueron precisamente dos perredistas, Silvano Aureoles y Miguel Barbosa Huerta, quienes en su calidad de Presidentes del Congreso de la Unión, dieron paso al Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y recibieron el documento donde se precisa el estado de la nación.
Ante este escenario, lejano también quedó el 1 de septiembre pasado, cuando en el marco de la entrega del Primer Informe de Gobierno de Enrique Peña Nieto, el Palacio Legislativo de San Lázaro fue blindado con enormes vallas bajo el resguardo de 6 mil agentes de la policía capitalina. Esta lluviosa tarde apenas fueron 600 los vigilantes, según información de la Secretaría de Seguridad Pública capitalina.
Hace un año, en las calles alrededor del recinto imperaba un ambiente de tensión por las manifestaciones en contra de la Reforma Educativa, con 10 mil maestros sitiando vialidades e imposibilitados por el blindaje apenas alcanzaron a llegar a la avenida Eduardo Molina, bajo la amenaza de disolverse en su camino desde el Monumento a la Revolución.
Hoy, los únicos inconformes que presencian el «Día del Presidente», son cerca de una treintena de personas que provenientes de Guanajuato buscan la visibilidad de sus legisladores para que se les garantice su derecho a la salud.
«Con tantas reformas que están haciendo, los derechohabientes del IMSS tenemos miedo que se concrete una reforma de salud y perdamos aún más derechos, porque hoy en día no importa a qué clínica vayas, no encuentras ni lo más mínimo para atendernos», comentó a Quadratín/México, Maricarmen Mendiola Quintana, representante de usuarios y pensionados de Guanajuato.
En septiembre del año pasado, el país no tenía reformas estructurales y la Cámara de Diputados era presidida por el panista Ricardo Anaya y el Senado de la República por el también blanquiazul, Ernesto Cordero. En ese entonces alrededor de un centenar de jóvenes, auto denominados «anarquistas», confrontaron al cuerpo de granaderos de la policía capitalina que flanqueaba la marcha.
Se lanzaron gases y bombas caseras. Se dispersó a los manifestantes. Ahora, a 365 días de aquella gran movilización, el Ejecutivo federal está a unas horas de presentar ante el Congreso una iniciativa de Ley para garantizar los derechos de las niñas, niños y adolescentes, según adelantó Silvano Aureoles Conejo.
La lluvia, inoportuna, ahuyentó a los pocos manifestantes, mientras al interior de la sede del Congreso concluía la instalación del Congreso General.
Finalmente la lluvia intempestiva ahuyentó a los pocos manifestantes, mientras el titular de la Secretaría de Gobernación, arribaba al helipuerto del Centro de Cámaras Policía Ciudad de México, para abordar una camioneta color gris que él mismo condujo hasta la puerta trasera del recinto legislativo, y así, alejado de la mirada de curiosos poder ingresar al Palacio Legislativo a cumplir con su encomienda, acompañado de elementos de seguridad, porque el resguardo del segundo hombre más importante del país, no es cosa menor.