Biblioteca central de la UNAM y estadio olímpico se iluminan de naranja
MÉXICO, D.F., 17 de septiembre de 2014.- ¿A poco viene el Mancera? Y ¿a qué viene? Seguro para un operativo, pregunta y se contesta Manuel, frotándose los ojos con ambas manos.
-Viene a dar su informe, guey, para eso te trajeron para que lo apoyes ¿no?, le responde su compañero, quien vaso de unicel en mano le da unos sorbos a su humeante café.
-Pus nomás me dijo mi jefe que nos veía a todos en Donceles en la madrugada con credencial en mano, dice Manuel, aclarándose la garganta mientras da una mirada al edificio de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF).
Son las 05:00 horas, momento en que cientos de trabajadores de varias dependencias del DF han sido citados para «apoyar con todo» al jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, quien hoy ofrecía su segundo Informe de Labores.
Entre paquetes de desayuno, banderas y pancartas de sindicatos, matracas, sombreros, repartidos por sindicalizados del Metro y del a Red de Transporte de pasajeros, vestidos de blanco y rojos, respectivamente para ser identificados, la gente se agolpaba para recibirlos. Más de un despistado no sabía a qué iba.
Fue en la calle de Donceles donde se colocó el módulo de recepción. Lugar estratégico pues por ahí era paso obligado de los invitados para el evento. Ahí, los vitoreaban los seguidores manceristas e «invitados» –«no nos diga acarreados, joven, es parte de nuestra chamba», refuta una señora– que a la orilla de la calle se colocaron desde las 5:00 de la mañana.
–Vengo del Sindicato de Trabajadores de la Red de Transporte Público (RTP), soy chofer y hoy no trabajé, llevo como 15 días trabajando y hoy me tocaba descanso, por eso no sabía qué iba a haber aquí, pero ahora que sé, mejor ni vengo aunque no me pagarán el bono extra, comentó molesto Porfirio, conductor de camión, limpiándose las manos con un sucio trapo.
También pululan por ahí hombres enfundados en ropa anaranjada, son del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal (SUTGDF), que animan a la gente. Le dicen que «con ganas, con coraje, con huevos… a gritarle porras al jefe Mancera cuando llegue».
Mientras, en el cruce de Tacuba y Eje Central, un grupo integrantes del sindicato de la Unión de Trabajadores del Instituto de Educación Media Superior del Distrito Federal, se reporta, han sido cercados por granaderos para impedir que lleguen a la ALDF, pero eso no impide que mienten madres contra del gobierno capitalino.
Al igual que Porfirio, el chofer, varios arribaron al Centro Histórico bajo la orden de apoyar y vitorear al jefe de Gobierno, a pesar de que a ellos no les tocó el reparto y no han desayunado nada. Un par de bicicletas en modo de triciclo con dos botes repletos de tamales cada uno, fueron tomados por asalto por los manifestantes para saciar el hambre y por lo menos aguantar hasta la una de la tarde, hora prevista de la conclusión del acto. Ah, y con atole incluido.
Carlos, el vendedor ambulante de tamales, contando un fajo de billetes, ufano, comenta: «Cada bote traía como unos 100 tamales y los de mi esposa traían el mismo número. Acabamos como a las diez de la mañana. La verdad que fue un día excelente, ahora sí, no quedó nada. A ver si regresamos con más comida, porque si nos sobraron de días anteriores pues para que ya salgan, porque de eso a que se echen a perder, pues mejor los vendemos”.
Teniendo como marco las porras, –«Mancera, amigo, el pueblo está contigo»–los vítores –Se ve se siente, Mancera está presente–, la matraquiza, el ruido, Carlos corta la charla y se disculpa: «perdone, joven pero voy con esos polis del operativo, que se comieron unos tamalitos y todavía no pagan…, no se vayan a ir con la gorra en la mano…».
Ya alimentados, las porras sonaban hasta el Metro Allende y los invitados a la rendición de cuentas de Mancera se contagiaban del ímpetu y se acercaban a tomarse la foto o tomarse la foto para el Facebook, cada quien decidía como usaría su foto.
Entre la gente, feliz, saltando, con celular en mano, Lucía, coordinadora oficial de porras del Sindicato del Metro, presume: «Ya tengo foto con mi delegado, con el diputado, con el secretario, hasta con Chong (secretario de Gobernación federal) Nomás me falta con el Mancerita, que ojalá no se ponga reinito porque luego ni se acerca…, pero ahí viene el rector de la UNAM, deja le echo un Goya a ver si me pela: Gooooya, Goooya… No que no…, ahí viene mi rector…”
Dione Anguiano y la delegada de Gustavo A. Madero, Nora Arias, fueron las perrredistas más ovacionadas a las afueras de la ALDF. Por ahí se comentaba que «también trajeron a sus invitados», a quienes les pidieron abuchearan a la Dolores (Padierna) cuando llegara, situación que se dio y fue recibida con sonora rechifla. Ella, imperturbable, siguió su camino sin siquiera voltear
Al término del paso de registro de los asistentes, los “invitados», que no acarreados, comienzan a abandonar la zona y muchos de ellos aseguran que retomarán sus horas de sueño y algunos aprovecharían para bañarse, ya que la levantada en la madrugada no les permitió ni echarse agüita en la cara.
A la vuelta de Donceles están los inconformes, numerosos ciudadanos que exigen a Mancera que se faje los pantalones y detenga la delincuencia. También están los que, a gritos, le demandanle ponga un alto al hoy no circula y al uso de parquímetros. Son la cara opuesta de los que con matracas, y una gran disposición, han vitoreado a los funcionarios del Gobierno del DF y a los invitados especiales.
Los invitados, que no acarreados, ya inician el retorno. Muchos de ellos aprovechan que les dieron el día y no asistirían a sus trabajos después de pasar asistencia para el informe de jefe de Gobierno.
“Orita me voy pa mi casa, me baño y le sigo a la dormidita, porque la verdad es que se me cierran los ojos y eso de traer cara de vaca pastando (bostezar) no está bien, me va hacer daño, imagínate que se me vaya el sueño, para qué jugarle al vivo”, dice Manuel, ya más despierto, a guisa de despedida.