Descomplicado
Romance en la oficina
Tendencias estadísticas refieren que los romances en la oficina ascenderán en los próximos años, lo que causa cierta preocupación en la gerencia que visualiza no solo problemas en el clima laboral por presuntos o reales favoritismos, tráfico de influencias e inequidad, sino también aumento de litigios por acoso sexual o discriminación. Ante esto, ¿es posible generar un código de conducta que salvaguarde a la empresa?
¿Por qué no son bien vistas las relaciones personales en el trabajo?, ¿por qué existe una regla no escrita de evitar involucrarse sentimentalmente en la oficina?, ¿por qué quienes entablan una relación personal tratan de que ésta no se conozca en el medio laboral? , pero sobre todo: ¿por qué no existe una política sobre esto?
Básicamente porque se presupone inequidad hacia el resto de los empleados, pero el problema no es exclusivo de las relaciones sentimentales o de contenido sexual. Las relaciones familiares y las amistades pueden entrar en conflicto con la percepción de justicia del resto de trabajadores, y al final afectar los resultados de la organización.
Diferentes investigaciones muestran que aquellas organizaciones que los trabajadores consideran injustas a la hora de pagar salarios, promover ascensos y otras prácticas de reconocimiento y valorización, presentan altas tasas de hurto, comentarios negativos y otros comportamientos perjudiciales.
Los vínculos familiares, las relaciones sentimentales y la amistad son temas abordados por organizaciones de todo el mundo, y las diferentes culturas los tratan de modo diferente.
Aún en las sociedades más permisivas al respecto, como América Latina y Asia, donde existe una mayor interacción entre vida laboral y personal por cuestiones culturales, las empresas rechazan prácticas que pueden dañar el clima laboral o desempeño en el trabajo.
En general, las relaciones entre diferentes niveles jerárquicos no son compatibles con la armonía organizacional, porque de ésta se desprenden celos, favoritismo y percepciones de inequidad.
Tales problemas también se establecen en las empresas familiares y concretamente en el tema de sucesión del Consejo de Administración.
Pero más que estar en contra de las relaciones personales en el trabajo, vale recordar que las organizaciones anteponen ante todo su misión corporativa y rentabilidad. En una relación personal –amorosa, familiar o de amigos- es posible que las consideraciones de índole personal pesen más a la hora de establecer un trabajo concreto o decisión. Existe un riesgo a la lealtad corporativa.
Esa visión en el mundo de los negocios respecto a las relaciones personales resulta tradicional. Desde 1962, en que se incrementó el número de mujeres que se incorporaban a la población económicamente activa, los especialistas observaron que aumentaba paralelamente la probabilidad de que los romances en los lugares de trabajo aumentarán. La práctica común, cuando se percibía esto, era despedir a la mujer.
Las condiciones laborales cambiaron. La mujer accedió a puestos ejecutivos y ahora es posible que establezca relaciones amorosas incluso con subordinados. La táctica tradicional es despedir al de menor jerarquía o el que presupone un reemplazo más fácil. Generalmente el que cuenta con menor preparación, experiencia o aportaciones de valor a la empresa.
Entre las razones esgrimidas para no aceptar los romances de oficina, los expertos mencionan: favoritismo percibido por otros empleados, credibilidad disminuida del supervisor a los ojos de su equipo, descenso de la moral de empleado, conflictos de intereses potenciales, desafíos a la aplicación constante de la política de compañía, demandas del acoso sexual o de la discriminación de otros empleados o por uno de los socios si la relación termina gravemente; chismes y rumores internos que pueden afectar el ambiente, riesgo en las carreras de más largo plazo de los individuos que están implicados en el romance.
En particular la aplicación del favoritismo se convirtió en una preocupación gerencial cuando comenzaron a divulgarse casos en que los ascensos, incrementos salariales y promociones estaban en relación directa a las relaciones personales que se entablaban con un superior.
Los incidentes de favoritismo repercuten de manera directa en el clima laboral y desempeño de la empresa en general. Sin embargo, el riesgo es una virtual demanda por acoso sexual. Esto se basa en que los demás empleados son “obligados” a presenciar escenas amorosas o simples demostraciones públicas de afecto del supervisor. Muchas personas pueden encontrar ofensiva esta conducta en el trabajo. Otro factor es que si uno de los miembros de la pareja concluye la relación y el otro no lo considera así, es posible que desee perjudicarlo legalmente y, con ello, a la empresa donde ambos laboran.
Incluso cuando una organización esté alerta de la relación y el jefe, para evitar conflicto de intereses, transfiere a uno de los involucrados a otra unidad para que no estén en el mismo nivel de información, se pueden generar demandas por discriminación.
Así, es recomendable contar con una política sobre relaciones personales en el trabajo, ya que contribuye a proteger legalmente la organización si la relación se convierte en un problema. Ahora, vale mencionar que la política no funcionará si los empleados consideran que su objetivo principal es la penalización. Ellos deben tener la certeza de que la compañía no se opone a la relación, simplemente al conflicto de intereses. El elemento clave es generar un clima de confianza.