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MÉXICO, DF, 3 de agosto del 2014.- La Real Academia Española, RAE, fue fundada en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, VIII marqués de Villena y duque de Escalona, para fijar el idioma en el estado de plenitud que se había consolidado en el XVII.
Se tomaron como modelo la Accademia della Crusca italiana (1582) y la Academia Francesa (1635). Su primera sesión de trabajo se celebró en la propia casa del marqués de Villena el 3 de agosto de 1713 y fue aprobada el 3 de octubre de 1714 por Real Cédula de Felipe V, quien la acogió bajo su amparo y Real Protección.
En 1715, después de considerar una serie de propuestas para decidir su lema, la institución, en una votación secreta, eligió el actual: un crisol en el fuego con la leyenda Limpia, fija y da esplendor.
Basada en el modelo francés, la RAE se marcó como objetivo esencial desde su creación la elaboración de un diccionario de la lengua castellana, el más copioso que pudiera hacerse. En 1715 la Academia, que en sus inicios contaba con veinticuatro miembros, aprobó sus primeros estatutos, a los que siguieron los de 1848, 1859, 1977 y 1993. La Orthographía apareció en 1741 y en 1771 se publicó la primera edición de la Gramática.
Instalada en su actual sede académica de la calle madrileña de Felipe IV desde 1894, la institución ha ido adaptando sus funciones a las exigencias y necesidades de la sociedad de su tiempo.
Los estatutos vigentes, aprobados en 1993, establecen como objetivo fundamental de la Academia: “velar por que la lengua española, en su continua adaptación a las necesidades de los hablantes, no quiebre su esencial unidad”. Este compromiso se ha plasmado en la denominada política lingüística panhispánica, compartida con las otras veintiuna corporaciones que forman parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), creada en México en 1951.
Con información de rae.es