Historias Surrealistas
En el umbral del caos
La protesta por la tragedia de Iguala pasó en paz por Acapulco. El justo reclamo de justicia de los padres, compañeros y grupos que les siguen, seguramente llegó desde antes a las altas esferas del poder, tanto que el mismo viernes 17 de octubre, se anunció la caída del jefe de los “Guerreros Unidos” y eso, al parecer, calmó las aguas. Es posible que los actos violentos que escenificaron normalistas de Ayotzinapa y maestros radicalizados en Chilpancingo no se hayan repetido también por el fuerte dispositivo policial montado en el puerto.
Es difícil saber qué paso, pero las consignas de la vieja izquierda revolucionaria, ésa que cree que “entre peor mejor” para su causa, no dominaron, pero no quiere decir que sus banderas han sido guardadas en este escenario de indignación social generalizado. Se guardaron de mostrar su cara violenta y provocadora, sabedoras que tendrán la escena puesta el 22 y 28 de octubre, cuando el movimiento desatado por la tragedia de Iguala llegue al Distrito Federal. El reto para el gobierno es alto, debe hacer justicia, aclarar qué pasó con los normalistas de Ayotzinapa y convencer a los mexicanos que es verdad. Y las autoridades tienen el tiempo en contra.
Para los radicales izquierdistas el tiempo está a su favor. Pueden organizarse y hacer todo para invadir la ciudad, pueden seguir secuestrando autobuses, bloquear carreteras y exigir pago de peaje, asaltar tiendas y más para financiar sus acciones, que además justifican como luchas de los marginados. Todo lo hacen bajo el amparo de la impunidad, pues los robos, asaltos y agresiones que han cometido por todos lados no han llevado a uno solo de ellos a la cárcel. Y no se puede olvidar que en una protesta de estudiantes de Ayotzinapa murió un trabajador de una gasolinera, debido a un de éstos actos.
Los maestros de la CNTE siempre dan terror en Oaxaca cada que quieren, bloquean caminos, asaltan oficinas partidistas, impiden el paso de la gente a bancos y centros comerciales. Todo, sin que las autoridades del estado o federales les pongan un alto. Grupos de este sindicato están en las protestas por la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, y ya dieron muestras de que son capaces de todo, más allá de la lucha por justicia para los guerrerenses.
En Michoacán, normalistas rurales y maestros de la CNTE no se han detenido ante nada cuando de mantener privilegios se trata. Dan por hecho que el gobierno no se mete con ellos cuando roban autobuses, saquean comercios o agreden a policias. Estas huestes también están listas en la retaguardia revolucionaria.
En Guerrero, los maestros afines a la CNTE se mueven impunemente después que asaltan oficinas de gobierno y de partidos, impiden el tránsito por horas o por días en la Autopista del Sol, a ellos les siguen también gente de grupúsculos, algunos de ellos denunciados como simpatizantes de las guerrillas supervivientes en el estado. Sin castigo siguen delinquiendo y tratando de sumar puntos para su causa.
Las protestas programadas para la ciudad de México son una oportunidad para que los radicalismos rebasen a quienes demandan del gobierno justicia ya y castigo verdadero para los culpables. En el Distrito Federal les montan el escenario estudiantes del Politécnico, la UNAM y otros grupos radicales, entre ellos los “anarquistas”, quienes destrozan y agreden sin cuidado alguno, pues las autoridades no se deciden a frenarlos y castigarlos con el peso de la ley.
Para no olvidar
Las Hojas Pérdidas tienen algunos apuntes sobre de dónde viene, en parte la historia, de la impunidad de los radicalismos. Hace unos años, el inconforme Manuel López Obrador realizó el mayor plantón de la historia, durante meses las principales arterias de la Ciudad de México estuvieron bloquedas, y no logró ser presidente. El gobierno de su heredero Alejandro Encinas consintió todo y fue incapaz de aplicarle la ley.
En otra Hoja Pérdida aparece el surgimiento de los municipios autónomos creados por el Subcomandante Marcos, en Chiapas hace ya más de una década, y en los cuales -sin que el gobierno protestara para nada- se comenzaron a expedir actas de nacimiento a niños nacidos en zonas zapatistas, se instaló un sistema de salud del que nadie sabía cómo andaba y se creó un sistema educativo por fuera del Estado.
Nada pasa, la ley no se aplica y los radicalismos ganan terreno.
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